Jorge Ospina Sardi
Ese gobierno no solamente es culpable de la actual pandemia del coronavirus (Wuhan virus) sino que pretende darle lecciones al resto de la humanidad sobre el tema.
Ahora se sabe que el primer indicio del brote en Wuhan fue a mediados de noviembre de 2019. Que lo primero que hizo ese gobierno represivo y mentiroso fue ponerle una mordaza a los trabajadores de la salud que dieron la voz de alerta sobre el brote.
De ahí en adelante ese gobierno ocultó el problema a sus ciudadanos y al resto del mundo dos meses, hasta mediados de enero de 2020, cuando sus funcionarios ya no podían tapar el sol con las manos porque el contagio del virus se había extendido entre miles de los pobladores de Wuhan y sus alrededores.
A mediados de enero de 2020 el resto del mundo se dio por enterado por rumores que había un brote de coronavirus en Wuhan. Mientras tanto el gobierno de China permitía que sus ciudadanos contagiados viajaran por todo el planeta y muy especialmente a países como Italia y Corea del Sur.
En febrero de 2020 la contaminación del coronavirus se extendió por todo el planeta con las terribles consecuencias en vidas humanas y económicas que ya se conocen y que se prevé se extenderán por unos meses adicionales.
Pues bien, fue el gobierno comunista de China y su servicio público de salud el directo responsable del brote del virus y de su propagación. Es el momento en el que no se sabe cómo se originó el virus porque ese gobierno no ha obrado con transparencia y porque no permitió que se realizaran a tiempo las necesarias investigaciones.
Tampoco ese gobierno ha explicado por qué no evitó que sus nacionales propagaran el coronavirus por el resto del planeta. No ha explicado cuáles fallas se cometieron y las lecciones que han sacado de esa experiencia para que semejante tragedia no se repita a futuro.
Por el contrario, ese régimen comunista ahora “saca pecho”, con la complicidad de la Organización Mundial de la Salud, de que es un ejemplo para la humanidad de buen manejo de la situación. Con cuánto cinismo y desfachatez pretenden darle lecciones al resto de la humanidad sobre un tema que han manejado “con las patas”.
Sus métodos autoritarios y coercitivos por fortuna no son los de otros países donde se respetan las libertades individuales. Pero además todavía no se sabe qué es lo que en estos momentos está aconteciendo al interior de ese país por las restricciones a la prensa independiente y por la descarada manipulación de las noticias.
En lugar de una idiota propaganda dirigida a diluir su responsabilidad y a culpar a terceros, lo mínimo minimorum sería que los voceros del régimen expresaran su arrepentimiento y pidieran excusas a los miles de millones de damnificados.
Pero como eso es un imposible en una dictadura como esa, habría que enjuiciar a sus líderes en una corte internacional por los costos de sus increíblemente negligentes acciones y omisiones.