El área de las licencias aprobadas de construcción (cifras de 88 municipios) cayó 6,4% frente a la de 2017. La de vivienda disminuyó 6,5% y la de otros destinos 5,8%.
Son tres años consecutivos de caída luego de aumentos de alguna consideración durante 2014-2015. Con todo, el descenso de 2018 es menor que el de los dos años anteriores.
En licencias de vivienda, el área aprobada de la de interés social aumentó 14,7% en 2018, mientras que la diferente a VIS se retrajo en 12,9%.
En licencias diferentes a vivienda, por orden de metraje, el desempeño fue el siguiente: comercio –11,1%; educación +1,3%; oficinas +56,7%; bodegas –40,3%; industria +10,4%; hospitales +7,9%; administración pública +48,1%; social recreacional –16,7%; religioso +82,7%; y otro –1,1%.
Al descomponer por departamentos, los de mayor crecimiento en el total de área aprobada fueron: Casanare +173%; Chocó +109,4%; Arauca +40,6%; Cauca +27,7%; Bolívar +18,8%; Atlántico +15,8%; Caquetá +10,1%; y Cundinamarca +8,4%.
A su vez, los departamentos de peor desempeño fueron: Meta –55,5%; Boyacá –34,5; Huila –32,4%; Tolima –28,2%; Nariño –26,3%; Córdoba –24,7%; Cesar –18,9%; y Caldas –15,7%.
Por otro lado, Bogotá experimentó un descenso de 4%, Antioquia uno de 5,5%, y Valle del Cauca uno de 12,4%.
Da la impresión que el actual ciclo recesivo de la construcción urbana tocó fondo en 2018. Por ahora se vislumbra una recuperación lenta que coincide con un repunte no muy fuerte de la economía. Esta trayectoria de recuperación se consolidará siempre y cuando haya una relativa estabilidad en la tasa de cambio y aumentos en el ingreso de capital externo.
Si por alguna razón u otra se acelera el dinamismo de la economía colombiana (por ejemplo, si Venezuela soluciona su crisis política y entra en un proceso de reconstrucción de su economía), las condiciones estarían dadas para un mejor desempeño de la actividad constructora en los próximos años.