Hay señales de una desaceleración en algunos países importantes que han llevado a toda clase de pronósticos apocalípticos sobre el futuro de la economía mundial. No es para tanto.
¿Cuáles son esas señales? Durante el último trimestre de 2018 el crecimiento anual del PIB en Estados Unidos fue revisado hacia debajo de un 2,6% inicialmente estimado a un 2,2%. Eso se compara con un aumento de 3,4% en el tercer trimestre y 4,2% en el segundo trimestre.
Con todo, en el año completo de 2018 el incremento del PIB fue de 2,9% frente a 2,2% en 2017 y 1,5% en años anteriores. Para una economía del tamaño de la de Estados Unidos un crecimiento económico promedio anual en el horizonte de 3%, acompañado de unas tasas de desempleo que son las mas bajas desde los años sesenta del siglo pasado, con una inflación bajo un relativo control y con unos índices bursátiles altos, su desempeño puede catalogarse como bastante destacado.
Profetas del fin del mundo (muchos de los cuales escépticos en relación con el impacto de las políticas de estímulo a la oferta del gobierno de Donald Trump) se agarran de datos parciales del primer trimestre de 2019 para afirmar que la economía de Estados Unidos ha continuado por el sendero de una desaceleración. Sin embargo, el consenso de los analistas no está de acuerdo con que se trate de un paso previo a una recesión: sitúan el crecimiento promedio de Estados Unidos en los próximos meses en la cercanía de 2,5% anual.
Este consenso coincide con el de la Reserva Federal que ha optado por terminar con su política de aumentos graduales en sus tasas de interés de intervención, asestándole así un golpe a una de las posibles causas de la actual desaceleración.
El buen desempeño de la economía de Estados Unidos contrasta con el muy regular de la eurozona. En el último trimestre de 2018 su crecimiento fue de 1,4% frente a 1,8% en el tercer trimestre. Para el año completo de 2018 se estima que el aumento promedio anual del PIB fue de 1,9%, por debajo del 2,4% de 2017.
Algunos analistas proyectan que en 2019 el crecimiento de la eurozona caerá por debajo de 1,5%, especialmente por la debilidad que se observa en las economías de Alemania y Francia (ni qué decir de Italia que ya entró en una recesión).
De China, otro importante protagonista de la economía global, lo único que se sabe es que el supuesto crecimiento anual del PIB puede caer por debajo de 6%, una cifra que no necesariamente revela la verdad. Las estadísticas mas confiables de comercio exterior apuntan a concluir que su desaceleración puede ser mas drástica de lo que indican los datos oficiales del PIB.
Por otro lado, Japón crece lentamente e India mantiene su alto dinamismo. Hay indicios de que Brasil está saliendo de una prolongada recesión. A su vez, los descensos del PIB en Turquía, Argentina, e Indonesia, contrastan con mayores dinamismos en otras economías de tamaño intermedio.
Adicionalmente, no existen presiones de costos originadas en aumentos significativos de los precios internacionales de los productos básicos. Incluso no se descarta una reanimación de la economía de Estados Unidos hacia el segundo semestre de 2019. De manera que la desaceleración de la economía global, que parece haberse extendido al primer trimestre de 2019, está lejos de constituirse en la antesala de una recesión, tal como lo proyectan los mas pesimistas.