En febrero de 2023 la inflación anual al consumidor fue de 13,28%. La buena noticia es que parece haber llegado a un pico. En los últimos tres meses (diciembre-febrero) se ha estabilizado alrededor de esa cifra.
Es buena noticia porque la inflación anual traía una trayectoria bastante explosiva hasta noviembre del año pasado cuando alcanzó 12,53%. En febrero de 2021 en plena recesión de la pandemia fue 1,56% y posteriormente en febrero de 2022 se situó en 8,22%.
En gran medida la inflación aumentó debido a la política monetaria muy expansiva que la Junta Directiva del Banco de la República adoptó para reactivar a la economía después del abrupto y traumático choque que sufrió con los draconianos cerramientos que se hicieron para combatir al COVID.
Pero mas o menos desde mediados del año pasado las autoridades han venido ajustado la política monetaria al objetivo de controlar el brote inflacionario de la post pandemia. Como era de esperarse los resultados ya empiezan a insinuarse unos meses después.
En el último trimestre de 2022 se presentó una coyuntura adversa con las altas devaluaciones que tuvieron lugar en parte debido a incertidumbres relacionadas con la llegada del gobierno que se posesionó el 7 de agosto. Sin embargo, la mayor estabilidad en la tasa de cambio en los últimos tres meses ha contribuido a frenar la espiral inflacionaria.
Es posible que en los próximos meses la tendencia de la inflación anual sea a la baja, lo cual ayudaría enormemente en el manejo de las tasas de interés. Si este escenario se cumple constituiría buenas noticias tanto para el sector productivo como para los consumidores en general. Sobretodo quedaría atrás la perspectiva de una hiperinflación y del caos que se generaría en distintos frentes de la actividad política y económica.