Tal vez un país como Colombia requiere de un presidente como Álvaro Uribe que salga cada semana a echar una perorata. La semana que acaba de pasar fue con el tema de las pirámides.
En una perorata radial, regañó a todo el mundo porque estas pirámides "se salieron de madre" y dejaron tendidos en el camino a muchos vivos que creen que el dinero se produce en las nubes y cae cuando llueve (y que merecen su suerte). Con su perorata Uribe terminó echándole injustamente la culpa al Superintendente Financiero, César Prado. Es usual en Uribe caerle sin misericordia a sus funcionarios cuando hay un problema del cual puede salir mal librado. Lo hace, claro está, para proteger su imagen. A la mayoría de los colombianos les fascina recibir peroratas (ser regañados) y luego ser reconfortados con apuntes coloquiales y cariñositos. Son como niños que le dan más importancia al tono o estilo que al fondo de la argumentación, la que no entienden del todo o no tienen la paciencia para analizarla.
Como sea, en esa perorata radial Uribe proclamó orgullosamente que su gobierno había blindado al país de la pirámide de Wall Street. No hay ninguna evidencia para decir que esto haya sido o sea así. Uribe se refería a unos controles anacrónicos al ingreso de capitales al país, que lo único que hicieron fue hacer del pequeño mercado de capitales colombiano uno aún más pequeño y raquítico. Pero todo esto es lo de menos. El impacto de la crisis económica mundial, que está afectando a todas las economías del mundo, incluyendo muy especialmente a las que más han regulado sus sistemas financieros (como en caso de varios países europeos), apenas está empezando a llegar a Colombia. Es muy prematuro cantar victoria, como lo hace Uribe. Entre los analistas internacionales Colombia es considerada como un país que está peor posicionado para enfrentar la crisis que Chile, Perú y Brasil, por ejemplo. En la nota de "fortalezas y debilidades de Colombia" que aparece en este portal en la sección de "proyecciones" se comenta al respecto.
De todas maneras, volviendo al argumento de Uribe, lo que más le conviene a un país, sea cual sea la situación de la economía internacional, es un mercado de capitales amplio y profundo. El gobierno de Uribe se las ha arreglado para mantenerlo postrado y para impedir su desarrollo. Y quizás esa sea una razón entre varias otras, por la cual los colombianos acuden a la informalidad (y a las pirámides) cuando del manejo de su ahorro se trata.