El gobierno de ese país no tiene cómo cubrir su déficit y como último recurso acude a los excedentes de Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
En 2010, el déficit del gobierno de Ecuador asciende a US$4.200 millones. Nadie le presta por su irresponsabilidad en programar un gasto muy superior a sus ingresos y por incumplir en el pago de sus obligaciones internacionales. Entonces, el último recurso que le queda, después de agotar fuentes de financiación regional como la Corporación Andina de Fomento (CAF), el Fondo Andino de Reservas (FAR) y el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR), es darle un zarpazo a los recursos del IESS.
Para tal efecto, emitirá bonos por US$1.515 millones, de los cuales US$1.100 serían adquiridos por el IESS. Este componente se colocaría a 10 y 12 años con tasas de interés de 6,5% y 7%, las que están por debajo de las prevalecientes en el mercado (que, por ejemplo, son de 8,5% para bonos empresariales con plazo de 5 años).
Es verdaderamente preocupante la situación deficitaria de las finanzas públicas ecuatorianas. Puede que ahora se tape el hueco con los recursos del IESS. Pero, ¿y que pasará dentro de unos meses? ¿Qué otra olla le queda para raspar?
Al tiempo que esto sucede, la producción petrolera del país ha caído, el gobierno se las ha arreglado para ahuyentar a la inversión extranjera en el sector, y las perspectivas en relación con los precios internacionales del crudo no son del todo claras. Para rematar, el equipo económico recién nombrado es ingenuo e inexperto, y el Presidente Rafael Correa rompió unilateralmente relaciones con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Gracias a la gestión de Correa, Ecuador es actualmente un paria en los mercados financieros internacionales. Si se permitiera un símil, es como una barca sin timonel en alta mar, a merced de corrientes que nadie sabe a dónde la conducirán.
Para tal efecto, emitirá bonos por US$1.515 millones, de los cuales US$1.100 serían adquiridos por el IESS. Este componente se colocaría a 10 y 12 años con tasas de interés de 6,5% y 7%, las que están por debajo de las prevalecientes en el mercado (que, por ejemplo, son de 8,5% para bonos empresariales con plazo de 5 años).
Es verdaderamente preocupante la situación deficitaria de las finanzas públicas ecuatorianas. Puede que ahora se tape el hueco con los recursos del IESS. Pero, ¿y que pasará dentro de unos meses? ¿Qué otra olla le queda para raspar?
Al tiempo que esto sucede, la producción petrolera del país ha caído, el gobierno se las ha arreglado para ahuyentar a la inversión extranjera en el sector, y las perspectivas en relación con los precios internacionales del crudo no son del todo claras. Para rematar, el equipo económico recién nombrado es ingenuo e inexperto, y el Presidente Rafael Correa rompió unilateralmente relaciones con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Gracias a la gestión de Correa, Ecuador es actualmente un paria en los mercados financieros internacionales. Si se permitiera un símil, es como una barca sin timonel en alta mar, a merced de corrientes que nadie sabe a dónde la conducirán.