Luego de tratar a las patadas a las petroleras privadas extranjeras, ahora solicita su aporte para explotar el crudo pesado del Orinoco.
Hugo Chávez proclama que las reservas de petróleo de Venezuela son las mayores del planeta, ¿Y qué? PDVSA enfrenta una crisis financiera y hay observadores independientes que aseguran que la producción de petróleo del país va en picada. Por otro lado, todos coinciden en que la explotación del crudo pesado de la cuenca del Orinoco es la mejor alternativa para aumentar su producción en la próxima década.
En septiembre de 2009, las compañías rusas Gazprom, Lukoil, Rosneft, Surgutneftegaz y TNK-BP acordaron invertir durante los próximos 3 años US$20.000 millones para producir 450.000 barriles diarios en el bloque Junín del Orinoco. De otra parte, el gobierno venezolano anunció que unas compañías de China invertirían otros US$16.000 millones en la misma zona, y en menor escala lo harían compañías estatales de Belarus, Cuba, Uruguay y Vietnam.
Pero la verdad es que la mayoría de estas compañías no tienen el capital, ni la experiencia ni la capacidad técnica, para emprender con eficiencia la explotación del crudo pesado del Orinoco. Por ahora solo la hindú ONGC ha empezado a producir pequeñas cantidades, cerca de 30.000 barriles diarios, sin la perspectiva de grandes aumentos en el cercano futuro.
Venezuela requiere de inmensas inversiones y de una sofisticada capacidad técnica que solamente las grandes petroleras privadas estarían en posibilidad de proporcionar. Pero estas compañías están renuentes a participar por distintas consideraciones, entre las cuales sobresalen la inseguridad sobre las reglas de juego, la rentabilidad que se obtendría con el esquema de asociación planteado por el gobierno venezolano, y la conveniencia de poseer menos del 50% de la operación.
Por ejemplo, para la explotación del bloque Carabobo, que estaba inicialmente asignado a Petrobras pero al cual esta empresa renunció, se necesita de una inversión de US$60.000 millones. Aunque el gobierno venezolano ha anunciado que existe el interés de grandes petroleras como BP, Chevron, ENI, Shell y Total, lo cierto es que la licitación se ha suspendido en repetidas ocasiones y no hay la seguridad de su participación cuando se cierre en enero 28 de 2010.
Está el antecedente del anuncio que se hizo en relación con la francesa Total, en el sentido de que invertiría US$25.000 millones en el desarrollo de un área del bloque Junín, pero que luego fue desmentido por la misma empresa. PDVSA y Hugo Chávez se la pasan de anuncios en anuncios, que posteriormente no se materializan.
Da la impresión de que el gobierno venezolano no se ha percatado de que el capital de las grandes petroleras ya está comprometido en otros países y regiones. En especial, en Brasil donde se han encontrado grandes hallazgos y donde está en proceso una significativa inversión para su desarrollo. A diferencia de Venezuela, en Brasil no hay un gobierno arbitrario y las reglas de juego son favorables para el desarrollo de proyectos de envergadura. A su vez, la empresa estatal Petrobras supera con creces a PDVSA en músculo financiero, capacidad técnica y seriedad en el cumplimiento de los compromisos adquiridos.
Aún si es exitosa la licitación del bloque Carabobo, tomará más de 5 años en empezar a producir. Y eso, si en el camino no hay tropiezos con una PDVSA que ha sido debilitada en todos los aspectos por la politiquería y rapiña a la cual ha sido sometida por parte de Hugo Chávez.
Si, por supuesto, las reservas de petróleo de Venezuela son las mayores del planeta. ¿Y qué? Eso sólo sirve para su inclusión en el Libro Guinness de Récords Mundiales.
En septiembre de 2009, las compañías rusas Gazprom, Lukoil, Rosneft, Surgutneftegaz y TNK-BP acordaron invertir durante los próximos 3 años US$20.000 millones para producir 450.000 barriles diarios en el bloque Junín del Orinoco. De otra parte, el gobierno venezolano anunció que unas compañías de China invertirían otros US$16.000 millones en la misma zona, y en menor escala lo harían compañías estatales de Belarus, Cuba, Uruguay y Vietnam.
Pero la verdad es que la mayoría de estas compañías no tienen el capital, ni la experiencia ni la capacidad técnica, para emprender con eficiencia la explotación del crudo pesado del Orinoco. Por ahora solo la hindú ONGC ha empezado a producir pequeñas cantidades, cerca de 30.000 barriles diarios, sin la perspectiva de grandes aumentos en el cercano futuro.
Venezuela requiere de inmensas inversiones y de una sofisticada capacidad técnica que solamente las grandes petroleras privadas estarían en posibilidad de proporcionar. Pero estas compañías están renuentes a participar por distintas consideraciones, entre las cuales sobresalen la inseguridad sobre las reglas de juego, la rentabilidad que se obtendría con el esquema de asociación planteado por el gobierno venezolano, y la conveniencia de poseer menos del 50% de la operación.
Por ejemplo, para la explotación del bloque Carabobo, que estaba inicialmente asignado a Petrobras pero al cual esta empresa renunció, se necesita de una inversión de US$60.000 millones. Aunque el gobierno venezolano ha anunciado que existe el interés de grandes petroleras como BP, Chevron, ENI, Shell y Total, lo cierto es que la licitación se ha suspendido en repetidas ocasiones y no hay la seguridad de su participación cuando se cierre en enero 28 de 2010.
Está el antecedente del anuncio que se hizo en relación con la francesa Total, en el sentido de que invertiría US$25.000 millones en el desarrollo de un área del bloque Junín, pero que luego fue desmentido por la misma empresa. PDVSA y Hugo Chávez se la pasan de anuncios en anuncios, que posteriormente no se materializan.
Da la impresión de que el gobierno venezolano no se ha percatado de que el capital de las grandes petroleras ya está comprometido en otros países y regiones. En especial, en Brasil donde se han encontrado grandes hallazgos y donde está en proceso una significativa inversión para su desarrollo. A diferencia de Venezuela, en Brasil no hay un gobierno arbitrario y las reglas de juego son favorables para el desarrollo de proyectos de envergadura. A su vez, la empresa estatal Petrobras supera con creces a PDVSA en músculo financiero, capacidad técnica y seriedad en el cumplimiento de los compromisos adquiridos.
Aún si es exitosa la licitación del bloque Carabobo, tomará más de 5 años en empezar a producir. Y eso, si en el camino no hay tropiezos con una PDVSA que ha sido debilitada en todos los aspectos por la politiquería y rapiña a la cual ha sido sometida por parte de Hugo Chávez.
Si, por supuesto, las reservas de petróleo de Venezuela son las mayores del planeta. ¿Y qué? Eso sólo sirve para su inclusión en el Libro Guinness de Récords Mundiales.