Las empresas de la Corporación Nacional de Aluminio están en crisis. Una de ellas, Aluminio del Caroní (Alcasa) ya tuvo que ser declarada en emergencia operativa y financiera.
Alcasa no tiene como pagar la nómina y a los proveedores. Según la agencia AFP, trabaja actualmente a cerca de 40% de su capacidad. Produjo en 2010 cerca de 90.000 toneladas de aluminio frente a las más de 190.000 toneladas de hace 5 años. Actualmente la empresa importa miles de toneladas de aluminio para atender sus compromisos, cuando con anterioridad exportaba este material.
Alcasa es una de muchas empresas administradas por el gobierno de Hugo Chávez que producen cuantiosas pérdidas. Los burócratas públicos que las dirigen y los sindicatos que las operan, las han saqueado y destruido. Muchas de ellas sencillamente ya no producen nada, pero mantienen la misma planta de trabajadores que cuando estaban operativas.
En el absurdo modelo económico que ha implantado Chávez, lo que interesa no es producir y generar excedentes para reinvertir y crecer. Lo único que importa es pagarle cuantiosos salarios a una serie de empleados y obreros por hacer presencia en “empresas” que lo único que les queda es la razón social.
Pero esta vena rota no le importa mayormente a Chávez y sus ministros. Ellos tienen esa mentalidad tan característica del subdesarrollo de que lo esencial es repartir la riqueza que ya fue creada, sin sentar las bases para renovarla y acrecentarla.
Por ahora los recursos del petróleo pueden sostener a una clase trabajadora pública cada vez más improductiva. Y los actuales precios internacionales altos del petróleo constituyen un alivio en este proceso de sostener holgazanes y saqueadores.
Sin embargo, el precio del petróleo tiene sus ciclos no solamente de alza sino también de baja y, por otro lado, Venezuela cada vez produce y exporta menos crudo y combustibles. Después de todo, PDVSA y sus empresas afiliadas están siendo administradas con los mismos criterios que han llevado a la demolición del resto del sector productivo del país.
Alcasa es una de muchas empresas administradas por el gobierno de Hugo Chávez que producen cuantiosas pérdidas. Los burócratas públicos que las dirigen y los sindicatos que las operan, las han saqueado y destruido. Muchas de ellas sencillamente ya no producen nada, pero mantienen la misma planta de trabajadores que cuando estaban operativas.
En el absurdo modelo económico que ha implantado Chávez, lo que interesa no es producir y generar excedentes para reinvertir y crecer. Lo único que importa es pagarle cuantiosos salarios a una serie de empleados y obreros por hacer presencia en “empresas” que lo único que les queda es la razón social.
Pero esta vena rota no le importa mayormente a Chávez y sus ministros. Ellos tienen esa mentalidad tan característica del subdesarrollo de que lo esencial es repartir la riqueza que ya fue creada, sin sentar las bases para renovarla y acrecentarla.
Por ahora los recursos del petróleo pueden sostener a una clase trabajadora pública cada vez más improductiva. Y los actuales precios internacionales altos del petróleo constituyen un alivio en este proceso de sostener holgazanes y saqueadores.
Sin embargo, el precio del petróleo tiene sus ciclos no solamente de alza sino también de baja y, por otro lado, Venezuela cada vez produce y exporta menos crudo y combustibles. Después de todo, PDVSA y sus empresas afiliadas están siendo administradas con los mismos criterios que han llevado a la demolición del resto del sector productivo del país.