La Real Academia Española la define como “discreción, capacidad natural para juzgar rectamente”. Entre más parlotea más pendejadas dice.
Se dice depositario y defensor de las ideas liberales y en las elecciones presidenciales de su país termina apoyando a Ollanta Humala que representa todo lo opuesto a esas ideas. Antes había dado una declaración muy insultante al comentar el resultado de la primera vuelta de esa elección en la que resultaron vencedores Humala y Keiko Fujimori. Dijo que en la segunda vuelta había que escoger entre el cáncer y el sida.
Se auto define defensor acérrimo del sistema democrático de gobierno. Pero cuando ganan políticos que no son de su gusto, entonces, los ganadores son el cáncer y el sida. ¡Que falta de coherencia la de este personaje!
En otra desafinada declaración Vargas Llosa declaró que “internet ha acabado con la gramática, de modo que se vive un especie de barbarie sintáctica”. Según el Nobel, muchos de quienes chatean y participan en redes sociales “piensan como monos.”
¿Y quienes hablan por teléfono también piensan como unos simios? ¿Y quienes antes se comunicaban por medio de telegramas también lo eran? Y sus lectores que chatean y aprovechan la tecnología para comunicarse e interrelacionarse mejor, ¿también piensan como monos?
De hecho, el Internet actual corrige automáticamente fallas gramaticales. También muy cómodamente se puede consultar el sentido de las palabras, su origen, y sobre toda clase de dichos y hechos. Además, el Internet permite, en forma cada vez más eficaz, traducir idiomas, de manera que esta barrera en las comunicaciones entre pueblos ya no es la que era hace unos pocos años.
Bien lo dijo Keiko al comentar sobre esta declaración de Vargas Llosa: “¿Monos? ¡Yo los llamo genios! ¡Gracias twitteros por participar activamente en democracia!”
El avance y el cambio tecnológico modifican inevitablemente palabras y gramática. ¿Y cuál es el problema con que las lenguas vivas se ajusten a estos cambios? Más que lamentarse habría que regocijarse de que ello es así. Eso quiere decir que esas lenguas siguen vivas.
Pero además, por si Vargas Llosa no lo sabía, los jóvenes de hoy en día, especialmente en América Latina, son mucho más educados que los de su generación. Que no los atropelle la tecnología, como a los viejos, ¿significa acaso que sean unos simios?
Sería más bien al revés: los viejos como Vargas Llosa están más cerca de los simios porque son incapaces de utilizar y apreciar uno de los más maravillosos inventos reciente de la humanidad.
Se auto define defensor acérrimo del sistema democrático de gobierno. Pero cuando ganan políticos que no son de su gusto, entonces, los ganadores son el cáncer y el sida. ¡Que falta de coherencia la de este personaje!
En otra desafinada declaración Vargas Llosa declaró que “internet ha acabado con la gramática, de modo que se vive un especie de barbarie sintáctica”. Según el Nobel, muchos de quienes chatean y participan en redes sociales “piensan como monos.”
¿Y quienes hablan por teléfono también piensan como unos simios? ¿Y quienes antes se comunicaban por medio de telegramas también lo eran? Y sus lectores que chatean y aprovechan la tecnología para comunicarse e interrelacionarse mejor, ¿también piensan como monos?
De hecho, el Internet actual corrige automáticamente fallas gramaticales. También muy cómodamente se puede consultar el sentido de las palabras, su origen, y sobre toda clase de dichos y hechos. Además, el Internet permite, en forma cada vez más eficaz, traducir idiomas, de manera que esta barrera en las comunicaciones entre pueblos ya no es la que era hace unos pocos años.
Bien lo dijo Keiko al comentar sobre esta declaración de Vargas Llosa: “¿Monos? ¡Yo los llamo genios! ¡Gracias twitteros por participar activamente en democracia!”
El avance y el cambio tecnológico modifican inevitablemente palabras y gramática. ¿Y cuál es el problema con que las lenguas vivas se ajusten a estos cambios? Más que lamentarse habría que regocijarse de que ello es así. Eso quiere decir que esas lenguas siguen vivas.
Pero además, por si Vargas Llosa no lo sabía, los jóvenes de hoy en día, especialmente en América Latina, son mucho más educados que los de su generación. Que no los atropelle la tecnología, como a los viejos, ¿significa acaso que sean unos simios?
Sería más bien al revés: los viejos como Vargas Llosa están más cerca de los simios porque son incapaces de utilizar y apreciar uno de los más maravillosos inventos reciente de la humanidad.