Hugo Chávez ha estado ausente desde el día de su reelección. Desde su último viaje a Cuba su desaparición ha sido completa: ni siquiera hay fotos y no se le ha escuchado la voz.
En esta sórdida historia existen versiones que sostienen que al paciente lo mantendrán “vivo” Raúl Castro, familiares y subordinados de Chávez para gobernar a Venezuela a su antojo durante un tiempo. Incluso hay la tesis de que los principales interesados en mantener en suspenso el tema, además de Raúl Castro, son los propios familiares, quienes con la ausencia de su pariente perderían al menos una parte del poder que actualmente usufructúan.
Se sabe de pacientes que han estado en coma por años. Pero en general eso solo es posible cuando se trata de daños neurológicos y el resto del organismo está en un relativo buen estado. Este no es el caso de Chávez quien padece de un cáncer terminal, o sea de un mal que es progresivo y que traerá consigo el deterioro definitivo de distintos órganos de su cuerpo.
De Chávez siempre se dijo que no estaba en condiciones de salud para presentarse a una campaña de reelección. También se dijo que cometía un error en hacerse tratar por la inepta y tecnológicamente atrasada medicina cubana. Ambas afirmaciones resultaron ser completamente válidas. El sol no se puede tapar con las manos.
Quien ahora supuestamente rige los destinos de Venezuela, o sea Nicolás Maduro, no fue electo para ese encargo. En Venezuela al Vicepresidente no lo eligen sino que es nombrado a dedo por el Presidente y ni siquiera por un período determinado, sino que su permanencia depende del capricho de quien lo nombró. Es por esta razón que la Constitución de ese país establece con claridad que la ausencia del Presidente lleva inexorablemente a una nueva elección.
¿Acaso no es ausencia cuando el Presidente permanece casi todo el tiempo entubado y sedado y afectado por una enfermedad que ha reducido su expectativa de vida a unos pocos meses en el mejor de los casos?
Esta situación es especialmente incómoda para los demás países que a estas alturas del paseo no saben hasta dónde reconocer a un gobierno que en realidad es de facto. El gobierno venezolano no ha hecho la claridad debida tanto a su pueblo como al resto del mundo en relación con la verdadera situación de la salud de Chávez. Esta transparencia se impone luego de la no posesión. Ya se llenó la copa con el cúmulo de mentiras oficiales que ha rodeado el tema desde hace casi dos años.
Se sabe de pacientes que han estado en coma por años. Pero en general eso solo es posible cuando se trata de daños neurológicos y el resto del organismo está en un relativo buen estado. Este no es el caso de Chávez quien padece de un cáncer terminal, o sea de un mal que es progresivo y que traerá consigo el deterioro definitivo de distintos órganos de su cuerpo.
De Chávez siempre se dijo que no estaba en condiciones de salud para presentarse a una campaña de reelección. También se dijo que cometía un error en hacerse tratar por la inepta y tecnológicamente atrasada medicina cubana. Ambas afirmaciones resultaron ser completamente válidas. El sol no se puede tapar con las manos.
Quien ahora supuestamente rige los destinos de Venezuela, o sea Nicolás Maduro, no fue electo para ese encargo. En Venezuela al Vicepresidente no lo eligen sino que es nombrado a dedo por el Presidente y ni siquiera por un período determinado, sino que su permanencia depende del capricho de quien lo nombró. Es por esta razón que la Constitución de ese país establece con claridad que la ausencia del Presidente lleva inexorablemente a una nueva elección.
¿Acaso no es ausencia cuando el Presidente permanece casi todo el tiempo entubado y sedado y afectado por una enfermedad que ha reducido su expectativa de vida a unos pocos meses en el mejor de los casos?
Esta situación es especialmente incómoda para los demás países que a estas alturas del paseo no saben hasta dónde reconocer a un gobierno que en realidad es de facto. El gobierno venezolano no ha hecho la claridad debida tanto a su pueblo como al resto del mundo en relación con la verdadera situación de la salud de Chávez. Esta transparencia se impone luego de la no posesión. Ya se llenó la copa con el cúmulo de mentiras oficiales que ha rodeado el tema desde hace casi dos años.