Recibió invitación de Juan Manuel Santos, en momentos en los que Antanas Mockus proponía una coalición de perdedores.
Esto último ya lo ensayó el ex primer ministro Gordon Brown de Inglaterra cuando después de perder en las elecciones de abril frente a los Conservadores de David Cameron, le propuso al tercer partido en discordia, a los Liberales Demócratas, que se le unieran y buscaran el apoyo de otras muy minoritarias fuerzas políticas, y dejar así al partido ganador por fuera del gobierno. A ese intento de Brown la prensa británica lo llamó “La Coalición de los Perdedores”.
Sobra decir, que la coalición de los perdedores nunca fructificó. Fue desde el comienzo una apuesta perdedora. Eso no impidió que por unos segundos Brown se ilusionara. Pero al final de cuentas primó la cordura. Los Liberales Demócratas, que llevaban 100 años por fuera del gobierno, se unieron a los Conservadores para conformar una coalición “estable y duradera”, que gobernaría por lo menos durante los próximos 5 años.
Nick Clegg, el carismático líder de los Liberales Demócratas ingleses, ingresó al gobierno por la puerta grande, con tapete rojo a la entrada. Su Partido también lo hizo, con importantes participaciones en las distintas áreas de la administración pública.
En Colombia, el caso de Germán Vargas Lleras tiene sus semejanzas con el de Nick Clegg. Nadie duda de su carisma. Fue el tercero en discordia en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Su participación en el gobierno le daría un impulso muy interesante al sueño de Santos de que su Presidencia sea una de unidad nacional.
Vargas Lleras, conjuntamente con Gustavo Petro, demostraron en estas elecciones pasadas que la política es para los valientes. Contra las adversidades, con el viento en contra, lograron una importante votación, superando todas las expectativas. Perdieron pero ganaron, lo cual no es una rareza en política. Ambos otuvieron una votación superior a la de sus partidos en la elección de Congreso en marzo pasado.
Sobra decir, que la coalición de los perdedores nunca fructificó. Fue desde el comienzo una apuesta perdedora. Eso no impidió que por unos segundos Brown se ilusionara. Pero al final de cuentas primó la cordura. Los Liberales Demócratas, que llevaban 100 años por fuera del gobierno, se unieron a los Conservadores para conformar una coalición “estable y duradera”, que gobernaría por lo menos durante los próximos 5 años.
Nick Clegg, el carismático líder de los Liberales Demócratas ingleses, ingresó al gobierno por la puerta grande, con tapete rojo a la entrada. Su Partido también lo hizo, con importantes participaciones en las distintas áreas de la administración pública.
En Colombia, el caso de Germán Vargas Lleras tiene sus semejanzas con el de Nick Clegg. Nadie duda de su carisma. Fue el tercero en discordia en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Su participación en el gobierno le daría un impulso muy interesante al sueño de Santos de que su Presidencia sea una de unidad nacional.
Vargas Lleras, conjuntamente con Gustavo Petro, demostraron en estas elecciones pasadas que la política es para los valientes. Contra las adversidades, con el viento en contra, lograron una importante votación, superando todas las expectativas. Perdieron pero ganaron, lo cual no es una rareza en política. Ambos otuvieron una votación superior a la de sus partidos en la elección de Congreso en marzo pasado.
Con la votación que logró, Vargas Lleras demostró que puede llegar a ser una de las más fuertes alternativas para disputar más adelante la Presidencia. Naturalmente tiene que jugar bien sus cartas.
¿Qué hacer con su Partido Cambio Radical? Probablemente lo más conveniente para Vargas Lleras sea lograr que su partido se incorpore al Partido de la U y al Partido Conservador. Así, no se desgastaría con el manejo y administración de un partido que apenas logró 8 de 100 escaños en el Senado de la República. Concentraría su tiempo en su promoción personal, en la Cancillería por ejemplo. Ahí se daría a conocer alrededor del planeta, lo que en una Colombia cada vez más globalizada es un “must”.
Hoy en día Nick Clegg es el Viceprimer ministro del Reino Unido. Es lo que correspondería a Vicepresidente en sistemas políticos distintos al inglés. Vargas Lleras no puede ser Vicepresidente de Colombia, pues esa posición ya recayó sobre Angelino Garzón. La pregunta es, si acepta incorporarse al gobierno de Santos, ¿cuál es la posición qué más le aportaría a su futuro político?
¿Qué hacer con su Partido Cambio Radical? Probablemente lo más conveniente para Vargas Lleras sea lograr que su partido se incorpore al Partido de la U y al Partido Conservador. Así, no se desgastaría con el manejo y administración de un partido que apenas logró 8 de 100 escaños en el Senado de la República. Concentraría su tiempo en su promoción personal, en la Cancillería por ejemplo. Ahí se daría a conocer alrededor del planeta, lo que en una Colombia cada vez más globalizada es un “must”.
Hoy en día Nick Clegg es el Viceprimer ministro del Reino Unido. Es lo que correspondería a Vicepresidente en sistemas políticos distintos al inglés. Vargas Lleras no puede ser Vicepresidente de Colombia, pues esa posición ya recayó sobre Angelino Garzón. La pregunta es, si acepta incorporarse al gobierno de Santos, ¿cuál es la posición qué más le aportaría a su futuro político?