La amenaza de muerte por Internet al hijo del Presidente de Colombia Álvaro Uribe ha suscitado interesantes polémicas.
Nicolás Castro, de 23 años, estudiante de bellas artes de la prestigiosa Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá, amenazó de muerte a Jerónimo Uribe a través de Facebook. Castro nunca creyó que Facebook fuera a proporcionarle a las autoridades internacionales y nacionales la información que permitió su arresto. Será acusado de instigación para delinquir agravado, lo que le puede costar entre 6 a 15 años de cárcel.
Ahora bien, según el diario El Tiempo, “este hecho abrió un debate sobre hasta dónde puede llegar la justicia en este caso, considerando que Internet es paraíso de libre expresión.” Y en otro aparte recoge las declaraciones de Andrés Guzmán, un experto en evidencias digitales: “No se puede llevar un caso al extremo como el que se está llevando, pues el concepto mundial de Internet es que es un área libre donde la gente puede expresar lo que quiere”.
En ambos comentarios se confunde peras con manzanas. El Internet es un medio de comunicación como cualquier otro. Es cierto que tiene menos limitaciones de acceso y de distribución que otros medios. Pero igual, es un medio. Lo que se transmite por ese medio puede ser verdadero o falso. Puede ser perjudicial o puede no serlo. En el caso que nos ocupa, no importa el medio. Se trató de una amenaza de muerte que una persona de carne y hueso le hizo a otra persona de carne y hueso, ocasionándole daño a él y a su familia (que también es de carne y hueso). Y fue una amenaza reiterada. Eso es un delito, cualquiera que sea el medio que se emplee.
La utilización del Internet no le quita gravedad al acto criminal. Como dicen por ahí: el sofá no es culpable de lo que sucede encima de él. Una violación es una violación, y no deja de serlo porque tiene lugar en un cómodo sofá.
El Internet permite una mayor libertad de expresión. Pero eso no valida el mal uso de esa libertad. Castro debe recibir todo el peso de la ley y el caso debe servir de antecedente no solo en Colombia sino en el resto del mundo.
Ahora bien, según el diario El Tiempo, “este hecho abrió un debate sobre hasta dónde puede llegar la justicia en este caso, considerando que Internet es paraíso de libre expresión.” Y en otro aparte recoge las declaraciones de Andrés Guzmán, un experto en evidencias digitales: “No se puede llevar un caso al extremo como el que se está llevando, pues el concepto mundial de Internet es que es un área libre donde la gente puede expresar lo que quiere”.
En ambos comentarios se confunde peras con manzanas. El Internet es un medio de comunicación como cualquier otro. Es cierto que tiene menos limitaciones de acceso y de distribución que otros medios. Pero igual, es un medio. Lo que se transmite por ese medio puede ser verdadero o falso. Puede ser perjudicial o puede no serlo. En el caso que nos ocupa, no importa el medio. Se trató de una amenaza de muerte que una persona de carne y hueso le hizo a otra persona de carne y hueso, ocasionándole daño a él y a su familia (que también es de carne y hueso). Y fue una amenaza reiterada. Eso es un delito, cualquiera que sea el medio que se emplee.
La utilización del Internet no le quita gravedad al acto criminal. Como dicen por ahí: el sofá no es culpable de lo que sucede encima de él. Una violación es una violación, y no deja de serlo porque tiene lugar en un cómodo sofá.
El Internet permite una mayor libertad de expresión. Pero eso no valida el mal uso de esa libertad. Castro debe recibir todo el peso de la ley y el caso debe servir de antecedente no solo en Colombia sino en el resto del mundo.