Lo que recibirán los inversionistas de Stanford Group en Estados Unidos y de Stanford International Bank en Antigua (SIB) será ínfimo.
El administrador de los activos de Allen Stanford en Estados Unidos Ralph Janvey señaló que “hay pocas dudas” que se trata de un fraude con todas las característica de una pirámide o esquema Ponzi. A su vez, Stanford alega su inocencia y no ha querido coloborar con la justicia de su país.
Por otro lado, el liquidador de SIB, Nigel Hamilton-Smith de la firma inglesa Vantis, dijo que habían identificado varios activos en distintas jurisdicciones del planeta “que suman cientos de millones de dólares, mientras que las deudas sobrepasan los US$7.000 millones”. Luego declaró que los activos de SIB permanecerán congelados y que lamentaba informar que no los distribuirá en el cercano futuro.
Janvey todavía argumenta que Hamilton-Smith no tiene autoridad sobre los activos de SIB que están por fuera de la jurisdicción de Antigua. La mayor parte de los inversionistas de SIB son extranjeros que nada tienen que ver con la isla.
Lo único cierto es que los inversionistas que todavía tengan la esperanza de recibir algo deberán trabajar con ambos liquidadores hasta que se resuelva la disputa jurisdiccional (¡a falta de uno!).
Por otro lado, el liquidador de SIB, Nigel Hamilton-Smith de la firma inglesa Vantis, dijo que habían identificado varios activos en distintas jurisdicciones del planeta “que suman cientos de millones de dólares, mientras que las deudas sobrepasan los US$7.000 millones”. Luego declaró que los activos de SIB permanecerán congelados y que lamentaba informar que no los distribuirá en el cercano futuro.
Janvey todavía argumenta que Hamilton-Smith no tiene autoridad sobre los activos de SIB que están por fuera de la jurisdicción de Antigua. La mayor parte de los inversionistas de SIB son extranjeros que nada tienen que ver con la isla.
Lo único cierto es que los inversionistas que todavía tengan la esperanza de recibir algo deberán trabajar con ambos liquidadores hasta que se resuelva la disputa jurisdiccional (¡a falta de uno!).