Para sorpresa de algunos gobernantes latinoamericanos, Estados Unidos y Brasil firmaron un acuerdo que estrecha la cooperación militar a todos los niveles.
Para Brasil se trata inicialmente de obtener conocimientos sobre manejo de información e inteligencia, en lo cual no cuenta con experiencia. Según le comentó el experto en anti terrorismo Fernando Arbache a The Christian Science Monitor, “con el acuerdo Brasil se alinea estratégicamente con Estados Unidos, de la misma manera como los países europeos lo han hecho con NATO.”
Un acuerdo militar entre ambos países se había firmado en 1952 y se había suspendido en 1977, en época de las dictaduras militares. Desde entonces había existido bajos niveles de cooperación. Fue durante la administración de George W. Bush cuando se empezaron a negociar los fundamentos del actual acuerdo de cooperación.
El secretario de Defensa de Estados Unidos Robert Gates indicó que el acuerdo es un reconocimiento formal al hecho de que ambos países comparten muchos valores e intereses. “Estos intereses comunes hacen de la creciente importancia de Brasil en los asuntos globales un desarrollo visto como favorable por parte de Estados Unidos.”
El acuerdo incluye la cooperación en “la adquisición de productos y servicios de defensa”. Se firma antes de la compra de 36 aviones de combate por parte de Brasil. El contrato es por US$4.400 millones y hay una cerrada competencia entre la norteamericana Boeing (F-18), la francesa Dassualt (Rafale) y la sueca Saab (Gripen). En 2009, Brasil le compró a Francia 50 helicópteros de combate y cinco submarinos, uno de los cuales con propulsión nuclear.
El presupuesto de defensa de Brasil se ha cuadruplicado desde 2006. Aparentemente existe la decisión en ese país de que el recientemente adquirido poder económico sea respaldado con un creciente poderío militar. Al lado de la compra de armamentos, se ha empeñado en promover por todos los medios su industria militar. Así las cosas, es poca o nula la autoridad moral que tiene el gobierno de Brasil para opinar sobre la carrera armamentista que se está presentando en Suramérica.
Un acuerdo militar entre ambos países se había firmado en 1952 y se había suspendido en 1977, en época de las dictaduras militares. Desde entonces había existido bajos niveles de cooperación. Fue durante la administración de George W. Bush cuando se empezaron a negociar los fundamentos del actual acuerdo de cooperación.
El secretario de Defensa de Estados Unidos Robert Gates indicó que el acuerdo es un reconocimiento formal al hecho de que ambos países comparten muchos valores e intereses. “Estos intereses comunes hacen de la creciente importancia de Brasil en los asuntos globales un desarrollo visto como favorable por parte de Estados Unidos.”
El acuerdo incluye la cooperación en “la adquisición de productos y servicios de defensa”. Se firma antes de la compra de 36 aviones de combate por parte de Brasil. El contrato es por US$4.400 millones y hay una cerrada competencia entre la norteamericana Boeing (F-18), la francesa Dassualt (Rafale) y la sueca Saab (Gripen). En 2009, Brasil le compró a Francia 50 helicópteros de combate y cinco submarinos, uno de los cuales con propulsión nuclear.
El presupuesto de defensa de Brasil se ha cuadruplicado desde 2006. Aparentemente existe la decisión en ese país de que el recientemente adquirido poder económico sea respaldado con un creciente poderío militar. Al lado de la compra de armamentos, se ha empeñado en promover por todos los medios su industria militar. Así las cosas, es poca o nula la autoridad moral que tiene el gobierno de Brasil para opinar sobre la carrera armamentista que se está presentando en Suramérica.