Al igual que Sidor, estas industrias básicas de aluminio dejaron de producir. Sus sindicatos son parte del problema.
El gobierno de Hugo Chávez está destruyendo la infraestructura productiva de Venezuela, con la complicidad de los sindicatos de las principales empresas. El caso de Venalum y Alcasa es otro buen ejemplo de cómo se administran empresas que no son de nadie y que no tienen doliente.
Según Manuel Díaz, presidente del Sindicato de Trabajadores Profesionales de CVG Venalum (Sutrapuval), con el anterior ministro de Industrias Básicas y Minería Rodolfo Sanz hubo “salarios exorbitantes y la corrupción se apoderó de las empresas, llevándolas al caos, a pesar que Hugo Chávez dijo que Sanz era incorruptible”. Díaz cifra ahora la esperanza en el actual ministro José Khan, como si todo dependiera de la llegada de un nuevo funcionario posiblemente igual de corrupto e inepto que el anterior.
Venalum actualmente está prácticamente paralizada, entre otras, porque, al igual que Alcasa, no recibe materia prima de CVG Bauxilum. En esta última empresa sólo funciona uno de los cuatro calcinadores. El propio Díaz reconoce que “a esta planta la han llevado al colapso. Está por el suelo”. Lo que no dice Díaz es que Venalum también ha sido saqueada y que su planta se encuentra en deplorables condiciones.
Pero a todas estas, ¿cuál es la propuesta de Díaz para modificar la triste realidad? Lo primero es un incremento salarial. De acuerdo con el dirigente sindical, hace cuatro años que no perciben un aumento salarial y como si lo anterior fuera poco, les adeudan dos años de meritocracia y no se aplica el tabulador a los jubilados y pensionados desde hace diez años. ¿De dónde va a salir el dinero dado que Venelum genera pérdidas y últimamente está paralizada? Ese problemita no es de ellos.
Tanto Díaz como los demás sindicalistas recogen con beneplácito la propuesta del ministro Khan de entregarle el total control de las empresas básicas al sector obrero. Después de todo, los sindicalistas consideran que fue el personal designado por el gobierno el que “destruyó” a las empresas. Por supuesto, ellos, inocentes palomas, no tuvieron nada que ver con esta “destrucción”.
¿Algo más se le ofrece al señor Díaz y a sus compañeros? Por supuesto. Exigen “que nos entreguen unas empresas que sean rentables en el tiempo. Que no nos vayan a entregar unas empresas quebradas para que nosotros hagamos el milagro.”
El verdadero “milagro” es que a costa del dinero del resto de los venezolanos esta dirigencia obrera siga devengando salarios, aún después de contribuir a la destrucción de las empresas en las cuales supuestamente “laboran”.
Según Manuel Díaz, presidente del Sindicato de Trabajadores Profesionales de CVG Venalum (Sutrapuval), con el anterior ministro de Industrias Básicas y Minería Rodolfo Sanz hubo “salarios exorbitantes y la corrupción se apoderó de las empresas, llevándolas al caos, a pesar que Hugo Chávez dijo que Sanz era incorruptible”. Díaz cifra ahora la esperanza en el actual ministro José Khan, como si todo dependiera de la llegada de un nuevo funcionario posiblemente igual de corrupto e inepto que el anterior.
Venalum actualmente está prácticamente paralizada, entre otras, porque, al igual que Alcasa, no recibe materia prima de CVG Bauxilum. En esta última empresa sólo funciona uno de los cuatro calcinadores. El propio Díaz reconoce que “a esta planta la han llevado al colapso. Está por el suelo”. Lo que no dice Díaz es que Venalum también ha sido saqueada y que su planta se encuentra en deplorables condiciones.
Pero a todas estas, ¿cuál es la propuesta de Díaz para modificar la triste realidad? Lo primero es un incremento salarial. De acuerdo con el dirigente sindical, hace cuatro años que no perciben un aumento salarial y como si lo anterior fuera poco, les adeudan dos años de meritocracia y no se aplica el tabulador a los jubilados y pensionados desde hace diez años. ¿De dónde va a salir el dinero dado que Venelum genera pérdidas y últimamente está paralizada? Ese problemita no es de ellos.
Tanto Díaz como los demás sindicalistas recogen con beneplácito la propuesta del ministro Khan de entregarle el total control de las empresas básicas al sector obrero. Después de todo, los sindicalistas consideran que fue el personal designado por el gobierno el que “destruyó” a las empresas. Por supuesto, ellos, inocentes palomas, no tuvieron nada que ver con esta “destrucción”.
¿Algo más se le ofrece al señor Díaz y a sus compañeros? Por supuesto. Exigen “que nos entreguen unas empresas que sean rentables en el tiempo. Que no nos vayan a entregar unas empresas quebradas para que nosotros hagamos el milagro.”
El verdadero “milagro” es que a costa del dinero del resto de los venezolanos esta dirigencia obrera siga devengando salarios, aún después de contribuir a la destrucción de las empresas en las cuales supuestamente “laboran”.