El consorcio colombo-ecuatoriano Interpec fue el único que ofertó en una licitación para adjudicar pozos marginales de petróleo.
El consorcio está compuesto por dos empresas, la colombiana Iecomtsa con el 70% y la ecuatoriana Pecs con el 30%. Ambas compañías son relativamente desconocidas. El consorcio se comprometió a invertir US$58 millones en los pozos Eno-Ron y Ocano-Peña Blanca. Nadie ofertó por Chanangue, un tercer pozo bajo licitación.
El gobierno de Ecuador se ha distinguido por tratar mal a los inversionistas extranjeros en distintos sectores, pero especialmente en el de hidrocarburos. La nueva Constitución impulsada por el presidente Rafael Correa no acepta arbitramentos internacionales en el caso de presentarse conflictos de intereses entre el gobierno y empresas extranjeras. Y hay una consolidada tradición entre los jueces ecuatorianos de siempre fallar en contra de los extranjeros.
Pero el maltrato no es solamente para los inversionistas. También lo han sufrido los tenedores extranjeros de los bonos soberanos. Prolongadas renegociaciones para un pago con alto descuento y, ahora último, la amenaza del no pago en el caso varios de esos bonos.
Ciertamente merecen su suerte los extranjeros que todavía continúen invirtiendo en sectores que el gobierno de ese país considera estratégicos, tales como hidrocarburos, minería y obras públicas. Y ni qué decir de aquellos otros pelmazos o bombetas que en un futuro vuelvan a comprar bonos de ese gobierno.
El gobierno de Ecuador se ha distinguido por tratar mal a los inversionistas extranjeros en distintos sectores, pero especialmente en el de hidrocarburos. La nueva Constitución impulsada por el presidente Rafael Correa no acepta arbitramentos internacionales en el caso de presentarse conflictos de intereses entre el gobierno y empresas extranjeras. Y hay una consolidada tradición entre los jueces ecuatorianos de siempre fallar en contra de los extranjeros.
Pero el maltrato no es solamente para los inversionistas. También lo han sufrido los tenedores extranjeros de los bonos soberanos. Prolongadas renegociaciones para un pago con alto descuento y, ahora último, la amenaza del no pago en el caso varios de esos bonos.
Ciertamente merecen su suerte los extranjeros que todavía continúen invirtiendo en sectores que el gobierno de ese país considera estratégicos, tales como hidrocarburos, minería y obras públicas. Y ni qué decir de aquellos otros pelmazos o bombetas que en un futuro vuelvan a comprar bonos de ese gobierno.