El gobierno de Ecuador suscribió un contrato con la empresa china Sinohydro para construir una central hidroeléctrica de 1.500 MW de potencia.
Será en la cuenca amazónica y se trata de la central Coca-Codo Sinacalir. Se supone que la obra durará 5 años y proporcionará 50.000 empleos. Abastecerá el 62% de la energía eléctrica del país. Suplirá las importaciones que ahora hace Ecuador desde Colombia para las zonas de frontera.
Su costo total se estima en cerca de US$2.000 millones. El consorcio chino financiaría el 85% de la central con el Exim Bank de China y el gobierno de Ecuador el 15% restante. El Presidente Rafael Correa señaló que “La firma del contrato es la mayor inversión extranjera en la historia del país, sin tener que arrodillarnos ante nadie”.
En realidad, al proyecto le falta la definición de muchos detalles cruciales, como el sitio exacto de la central, acuerdos financieros precisos sobre su pago y esquema de funcionamiento, mano de obra extranjera versus nacional y otros temas por el estilo. En otras palabras, es un proyecto que todavía le falta la definición de muchos detalles importantes, que deberán ser objeto de una difícil negociación.
Las palabras de Correa son sintomáticas de la mentalidad prevaleciente en ese país donde muchos políticos lo único que han hecho es inculcarle a la gente la idea de que son víctimas de “fuerzas oscuras” externas que son las culpables de la falta de desarrollo. Para estos políticos, la culpa de los males de Ecuador nunca es de los ecuatorianos sino de los extranjeros.
En el caso de la central hidroeléctrica que supuestamente construirá Sinohydro, sólo una comparación con propuestas alternativas puede llevar a la conclusión de que se trata de la mejor alternativa. La falta de transparencia de todo el proceso de negociación con China y en último término, la falta de una licitación con varios proponentes competidores, es un pésimo indicio sobre lo que representa esta noticia desde el punto de vista de los intereses de Ecuador.
En este tipo de proyectos, no son las simpatías con tal o cual país lo que lleva a propuestas ventajosas. La competencia en licitaciones transparentes y abiertas es quizás la única forma de garantizar la defensa de los intereses nacionales. Lo demás, es populismo del barato, detrás del cual usualmente se escudan intereses corruptos de funcionarios y empresarios.
Su costo total se estima en cerca de US$2.000 millones. El consorcio chino financiaría el 85% de la central con el Exim Bank de China y el gobierno de Ecuador el 15% restante. El Presidente Rafael Correa señaló que “La firma del contrato es la mayor inversión extranjera en la historia del país, sin tener que arrodillarnos ante nadie”.
En realidad, al proyecto le falta la definición de muchos detalles cruciales, como el sitio exacto de la central, acuerdos financieros precisos sobre su pago y esquema de funcionamiento, mano de obra extranjera versus nacional y otros temas por el estilo. En otras palabras, es un proyecto que todavía le falta la definición de muchos detalles importantes, que deberán ser objeto de una difícil negociación.
Las palabras de Correa son sintomáticas de la mentalidad prevaleciente en ese país donde muchos políticos lo único que han hecho es inculcarle a la gente la idea de que son víctimas de “fuerzas oscuras” externas que son las culpables de la falta de desarrollo. Para estos políticos, la culpa de los males de Ecuador nunca es de los ecuatorianos sino de los extranjeros.
En el caso de la central hidroeléctrica que supuestamente construirá Sinohydro, sólo una comparación con propuestas alternativas puede llevar a la conclusión de que se trata de la mejor alternativa. La falta de transparencia de todo el proceso de negociación con China y en último término, la falta de una licitación con varios proponentes competidores, es un pésimo indicio sobre lo que representa esta noticia desde el punto de vista de los intereses de Ecuador.
En este tipo de proyectos, no son las simpatías con tal o cual país lo que lleva a propuestas ventajosas. La competencia en licitaciones transparentes y abiertas es quizás la única forma de garantizar la defensa de los intereses nacionales. Lo demás, es populismo del barato, detrás del cual usualmente se escudan intereses corruptos de funcionarios y empresarios.