Disminución en términos reales de la liquidez y tasas de interés en ascenso ensombrecen el panorama económico a finales de 2016.
A mediados de septiembre de 2016 los medios de pago (M1) contabilizaban una disminución nominal de 0,1% anual, mientras que la liquidez ampliada (M3) a duras crecía a tasas similares al de una inflación que bordea el 8% anual.
La iliquidez actual y la alta inflación se reflejan en aumentos anuales del efectivo por debajo de la inflación, en una caída nominal de los depósitos en cuentas corrientes y en un estancamiento de las cuentas de ahorro. El único renglón del portafolio financiero que se ha disparado en el actual entorno de estrechez monetaria son los CDT´s que aumentan a tasas cercanas al 30% anual.
Por primera vez en varios años la cartera neta del sistema financiero no aumenta mayormente en términos reales. Es indudable que la economía colombiana ha entrado en una etapa de contracción monetaria como resultado de las políticas implementadas por la Junta Directiva del Banco de la República dirigidas a contener el brote inflacionario de los mas recientes meses.
Esa política monetaria contraccionista se ha traducido en un aumento de las tasas de interés. La tasa de interés anual de los depósitos a termino fijo (DTF) pasaron de 4.4% hace un año a 7,2% actualmente. La tasa de interés de colocación ha subido cinco puntos porcentuales en el último año situándose por encima de 15,5% anual. A su vez, la tasa del crédito de consumo se ha situado en los alrededores del 20% anual.
Esta política monetaria ha afectado el crecimiento económico, el que probablemente en los últimos meses de 2016 caerá por debajo del 2% anual. Sin embargo, esa desaceleración, conjuntamente con una exitosa devaluación del peso, ha logrado empezar a equilibrar las cuentas del sector externo, las cuales quedaron en una situación deficitaria insostenible luego del desplome de los precios internacionales del petróleo y del carbón.
De hecho, a pesar de esa situación externa altamente deficitaria, las reservas internacionales netas del Banco de la República no solo no han caído en el último año a septiembre, sino que han aumentado en US$400 millones para colocarse por encima de US$47.100 millones, una cifra superior a doce meses de importación de bienes.
La iliquidez actual y la alta inflación se reflejan en aumentos anuales del efectivo por debajo de la inflación, en una caída nominal de los depósitos en cuentas corrientes y en un estancamiento de las cuentas de ahorro. El único renglón del portafolio financiero que se ha disparado en el actual entorno de estrechez monetaria son los CDT´s que aumentan a tasas cercanas al 30% anual.
Por primera vez en varios años la cartera neta del sistema financiero no aumenta mayormente en términos reales. Es indudable que la economía colombiana ha entrado en una etapa de contracción monetaria como resultado de las políticas implementadas por la Junta Directiva del Banco de la República dirigidas a contener el brote inflacionario de los mas recientes meses.
Esa política monetaria contraccionista se ha traducido en un aumento de las tasas de interés. La tasa de interés anual de los depósitos a termino fijo (DTF) pasaron de 4.4% hace un año a 7,2% actualmente. La tasa de interés de colocación ha subido cinco puntos porcentuales en el último año situándose por encima de 15,5% anual. A su vez, la tasa del crédito de consumo se ha situado en los alrededores del 20% anual.
Esta política monetaria ha afectado el crecimiento económico, el que probablemente en los últimos meses de 2016 caerá por debajo del 2% anual. Sin embargo, esa desaceleración, conjuntamente con una exitosa devaluación del peso, ha logrado empezar a equilibrar las cuentas del sector externo, las cuales quedaron en una situación deficitaria insostenible luego del desplome de los precios internacionales del petróleo y del carbón.
De hecho, a pesar de esa situación externa altamente deficitaria, las reservas internacionales netas del Banco de la República no solo no han caído en el último año a septiembre, sino que han aumentado en US$400 millones para colocarse por encima de US$47.100 millones, una cifra superior a doce meses de importación de bienes.