Se ha contraído 22% en mes y medio. Si no se recupera, las quiebras de los gobiernos de Venezuela y Ecuador serán de magnitudes insospechadas.
En abril 4 de 2010 bordeó los US$87 barril y en mayo 20 cerró en US$68 barril, luego de haber caído hasta US$64 barril. La crisis de la deuda de Europa, indicadores económicos débiles en Estados Unidos y señales de un apretón monetario en China, todo ello ha llevado a un pesimismo sobre los futuros precios del petróleo.
Los pronósticos que se tenían hasta hace dos meses eran los de un crecimiento sostenido de la demanda acompañado de una reducción de los inventarios. Pero como eso no sucedió, el mercado cayó en manos de los pesimistas, quienes pronostican que el precio del crudo podría descender hasta US$50 barril, para luego tener un rebote y situarse alrededor de US$60-65 barril por un tiempo.
Si estas proyecciones se vuelven realidad, países como Venezuela y Ecuador, cuyos gobiernos se las han arreglado para que sus economías sean completamente dependientes del petróleo, sufrirán una contracción adicional a la que ya estaba prevista. Sus déficit fiscales se acrecentarán y aumentarán sus incumplimientos de compromisos ya adquiridos tanto de deuda como de inversión pública.
En el caso de Colombia, los menores precios se compensarían con aumentos en la producción de petróleo, con lo cual se evitarían contracciones significativas en los ingresos tanto por concepto de exportación como por impuestos y regalías. Sin embargo, se le reducirá al gobierno de Colombia su margen de maniobra para financiar grandes proyectos de infraestructura, y se requerirá de un replanteamiento fiscal, para evitar que el déficit alcance proporciones inmanejables.
No se puede perder de vista que lo que se viene es una crisis financiera ocasionada por los altos déficit de los gobiernos, la que dificultará la obtención de recursos externos para financiar gasto público.
Los pronósticos que se tenían hasta hace dos meses eran los de un crecimiento sostenido de la demanda acompañado de una reducción de los inventarios. Pero como eso no sucedió, el mercado cayó en manos de los pesimistas, quienes pronostican que el precio del crudo podría descender hasta US$50 barril, para luego tener un rebote y situarse alrededor de US$60-65 barril por un tiempo.
Si estas proyecciones se vuelven realidad, países como Venezuela y Ecuador, cuyos gobiernos se las han arreglado para que sus economías sean completamente dependientes del petróleo, sufrirán una contracción adicional a la que ya estaba prevista. Sus déficit fiscales se acrecentarán y aumentarán sus incumplimientos de compromisos ya adquiridos tanto de deuda como de inversión pública.
En el caso de Colombia, los menores precios se compensarían con aumentos en la producción de petróleo, con lo cual se evitarían contracciones significativas en los ingresos tanto por concepto de exportación como por impuestos y regalías. Sin embargo, se le reducirá al gobierno de Colombia su margen de maniobra para financiar grandes proyectos de infraestructura, y se requerirá de un replanteamiento fiscal, para evitar que el déficit alcance proporciones inmanejables.
No se puede perder de vista que lo que se viene es una crisis financiera ocasionada por los altos déficit de los gobiernos, la que dificultará la obtención de recursos externos para financiar gasto público.