Mientras que otras economías regionales muestran indicios de recuperación, en Venezuela se profundiza la recesión.
El país con la economía más rica del Continente en recursos naturales, el país que ya ha debido salir del subdesarrollo pero que se obstina en no hacerlo, el país que se da el lujo de subsidiar a los incompetentes gobiernos de Cuba y Nicaragua, el país que gasta billones de dólares en armas ofensivas, el país cuyo gobierno permanentemente insulta a Colombia y amenaza con guerra, ese es el país que está sumido en una profunda recesión.
Según las cifras del Banco Central de Venezuela (no del todo creíbles), durante el tercer trimestre de 2009 el PIB cayó 4,5% frente a igual período de 2009. En los nueve meses de este año el descenso fue de 2,2%.
El ministro de Finanzas Alí Rodríguez, que hace un año sostenía que Venezuela estaba completamente blindada a la crisis económica global gracias al socialismo (no, no lo dijo en chiste o por lo menos no estaba vestido de payaso cuando lo dijo), ahora pronostica que la economía venezolana se recuperará parcialmente y que crecerá 0,5% en 2010.
Según el informe del Banco Central de Venezuela, en el tercer trimestre el desplome de la producción industrial fue de 9,2%, el del comercio 11,5%, el del transporte 11,1%, y el de la minería 18,3%. El sector petrolero, que el gobierno venezolano y muchos venezolanos tratan como su vaquita lechera, cayó 9,5% (una noble vaquita cada vez más escuálida, a la que no cuidan ni alimentan).
¿Qué creció? Obviamente que la burocracia oficial (cada vez más numerosa y pedigüeña): los llamados servicios del gobierno general aumentaron 2,3%. También creció en 4% el sector de electricidad y agua. Esto último no es un chiste: el consumo de luz y agua en los hogares venezolanos es tan desaforado (duchazos de más de tres minutos, lavado de platos una vez al día y de ropa una vez a la semana, en medio de un subconsumo de velas y linternas) que se llegó inevitablemente al actual racionamiento generalizado. Así mismo, el sector de la construcción se incrementó en 4,3%, contabilizando numerosas obras públicas que tienen la extraña característica de que nunca superan la etapa de obra negra.
Después de estos resultados, los administradores de la economía venezolana aspiran a ganarse el premio Nóbel de economía. Con la recesión que han padecido en el último año, todas las economías de la región y del resto del planeta han logrado reducir la inflación a niveles sin precedentes. Es decir, lo uno por lo otro. En Venezuela, en cambio, la inflación es del 26% anual. Es prácticamente una hiperinflación. ¡Qué logro el de Hugo Chávez y Alí Rodríguez! Una profunda recesión con una muy elevada inflación. Ningún otro país del planeta puede dárselas de haber armonizado esta contradicción, que es similar a la de la cuadratura del círculo.
Según las cifras del Banco Central de Venezuela (no del todo creíbles), durante el tercer trimestre de 2009 el PIB cayó 4,5% frente a igual período de 2009. En los nueve meses de este año el descenso fue de 2,2%.
El ministro de Finanzas Alí Rodríguez, que hace un año sostenía que Venezuela estaba completamente blindada a la crisis económica global gracias al socialismo (no, no lo dijo en chiste o por lo menos no estaba vestido de payaso cuando lo dijo), ahora pronostica que la economía venezolana se recuperará parcialmente y que crecerá 0,5% en 2010.
Según el informe del Banco Central de Venezuela, en el tercer trimestre el desplome de la producción industrial fue de 9,2%, el del comercio 11,5%, el del transporte 11,1%, y el de la minería 18,3%. El sector petrolero, que el gobierno venezolano y muchos venezolanos tratan como su vaquita lechera, cayó 9,5% (una noble vaquita cada vez más escuálida, a la que no cuidan ni alimentan).
¿Qué creció? Obviamente que la burocracia oficial (cada vez más numerosa y pedigüeña): los llamados servicios del gobierno general aumentaron 2,3%. También creció en 4% el sector de electricidad y agua. Esto último no es un chiste: el consumo de luz y agua en los hogares venezolanos es tan desaforado (duchazos de más de tres minutos, lavado de platos una vez al día y de ropa una vez a la semana, en medio de un subconsumo de velas y linternas) que se llegó inevitablemente al actual racionamiento generalizado. Así mismo, el sector de la construcción se incrementó en 4,3%, contabilizando numerosas obras públicas que tienen la extraña característica de que nunca superan la etapa de obra negra.
Después de estos resultados, los administradores de la economía venezolana aspiran a ganarse el premio Nóbel de economía. Con la recesión que han padecido en el último año, todas las economías de la región y del resto del planeta han logrado reducir la inflación a niveles sin precedentes. Es decir, lo uno por lo otro. En Venezuela, en cambio, la inflación es del 26% anual. Es prácticamente una hiperinflación. ¡Qué logro el de Hugo Chávez y Alí Rodríguez! Una profunda recesión con una muy elevada inflación. Ningún otro país del planeta puede dárselas de haber armonizado esta contradicción, que es similar a la de la cuadratura del círculo.