Sin reservas internacionales, con escasez de productos básicos, con la mayor inflación del planeta, con su producción petrolera en descenso, con apagones eléctricos y parálisis productiva la economía venezolana va a la deriva.

 

A comienzos de octubre de 2013 el dólar paralelo se situó por encima de los 41 bolívares, o sea mas de seis veces el dólar oficial de 6.70 bolívares. No hay divisas para importar materias primas e insumos básicos que le permitan al sector productivo, al que queda después de las nacionalizaciones, mantener en operación las fábricas. Tampoco hay divisas para importar los crecientes productos básicos de la canasta familiar que ya no se producen en el país.

La inflación anualizada se ubicó al finalizar septiembre en 45,4%, la mas alta del planeta. La inflación acumulada desde que entró en vigencia la llamada “reconversión monetaria”, y que introdujo con gran fanfarria el bolívar fuerte en marzo de 2007, es de 323,7%.

La inversión está paralizada, incluida aquella con la que supuestamente se aumentaría la producción petrolera. El Complejo Siderúrgico de la Guayana ha sido saqueado y destruido, al igual que la gran mayoría de las empresas que fueron expoliadas a sus dueños legítimos. Los apagones eléctricos continúan a la orden del día no obstante los cuantiosos gastos efectuados para resolver el problema.

 

La producción petrolera ha continuado su trayectoria descendente, la que empezó cuando subió al poder Hugo Chávez. Según la Organización del Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y suministradas por el propio gobierno venezolano al cartel petrolero, en el primer semestre de 2013 dicha producción fue en promedio 2.75 millones de barriles diarios, o sea un 1.9% menos que la del primer semestre de 2012. Pero otras fuentes disputan que esta información sea confiable y hablan de niveles de producción promedio por los lados de 2.2 millones de barriles diarios.

Nada de lo que promete el actual Presidente Nicolás Maduro se cumple. En el gobierno venezolano no hay meritocracia que valga sino lealtades políticas oportunistas. Todo es desidia y derroche ahí, excepto en el caso de las fuerzas de seguridad que son dirigidas y manipuladas con mano de hierro por la policía secreta de Cuba.

De manera gradual pero inexorable, el régimen que se robó las pasadas elecciones presidenciales se ha dado a la tarea de asfixiar por completo la poca libertad de prensa que dejara el gobierno de Hugo Chávez. Han aumentado las amenazas de todo tipo a los políticos opositores y se dice que será encarcelado su principal líder, el ex candidato presidencial y actual gobernador de Miranda Henrique Capriles. Así de acobardados y aculillados están quienes ahora gobiernan a Venezuela.

¿En que terminará esta opereta tropical? Los venezolanos trabajan poco y viven casi exclusivamente del petróleo que sale del subsuelo y que les proporciona unos recursos que aunque decrecientes son todavía considerables. El país está en manos de unos militares, funcionarios públicos y sindicatos corruptos, ineficientes y acostumbrados a devengar sin contribuir mayormente a la creación de riqueza. A consumirla y gastársela sin siquiera prever la reinversión necesaria para su mantenimiento y reposición. A pasarla y sobrevivir con lo que hay y mas nada.

Esa es la Venezuela de hoy en día. Su destino, si continúa como va, será similar al de Cuba: el de un empobrecimiento gradual e imperceptible inicialmente para buena parte de la población. Imperceptible inicialmente porque el ser humano es animal de costumbres y asume sin problemas un gradual deterioro en su calidad de vida, y muy especialmente cuando este se le achaca a fuerzas externas hostiles. Pero al cabo de cierto tiempo, como en el caso de Cuba, se hará evidente que el atraso y estancamiento en todos los órdenes de la vida política, económica y social es de hechura propia."Made in Venezuela", como quien dice.