Para Barack Obama el futuro apunta hacia el automóvil eléctrico y las empresas involucradas en la energía solar. Pero la realidad es tozuda y va por otro lado.
Obama se vanagloria de su apoyo al automóvil eléctrico Volt de General Motors (GM). Sin embargo, GM acaba de anunciar que suspenderá su producción por cinco semanas en la primavera de 2012, dejando cesante a 1.300 trabajadores en una fábrica de Michigan. La verdad es que no hay mucha demanda por este vehículo al precio de US$32.000 y que tiene incorporado un descuento financiado por el gobierno federal de US$7.200.
En 2011, según lo reporta Charles Lane del Washington Post, la meta de ventas del Volt de 10.000 unidades quedó corta en 2.300 unidades. Y GM estará muy lejos de cumplir con su meta de 45.000 unidades para 2012. ¡Ni qué decir de la meta de Obama de tener un millón de automóviles eléctricos rodando por las vías de Estados Unidos en 2015!
Así mismo, A123 Systems una empresa productora de baterías para estos vehículos, y que ha recibido significativas ayudas financieras del gobierno federal, está en proceso de reducir personal. Su principal cliente Fisker Automotive, que produce automóviles eléctricos de elevado precio y que también ha recibido considerables subsidios estatales, está incumpliendo con las metas de producción que se había trazado.
La verdad es que el petróleo sigue siendo un combustible muy eficiente (en términos de energía por unidad de volumen). Por ejemplo, el Volt puede recorrer 35 millas por cada carga a una batería que pesa la bicoca de 200 kilos. Pero un automóvil común y corriente de caracterísitcas similares al Volt, cuesta la mitad y rinde 42 millas por galón.
Algo similar ha sucedido con las ayudas financieras otorgadas por la administración Obama a empresas productoras de paneles solares como Solyndra. Prácticamente no hay un solo caso de éxito entre la larga lista de empresas involucradas en la producción de energía solar que han recibido grandes subsidios o ayudas por parte del gobierno federal de Estados Unidos.
El problema es que la energía solar es como mínimo cuatro veces más costosa que la energía producida con combustibles fósiles. Por ejemplo, el gobierno de Alemania decidió empezar a desmontar los gigantescos subsidios que ha concedido a la producción de energía solar y que se traducirán en un aumento promedio de US$260 en la factura anual de energía para cada consumidor.
Un problema importante con la energía solar y con la eólica es que su producción se interrumpe todo el tiempo. El sol solamente ilumina cuando no hay nubosidad y durante el día. El viento también es intermitente. En ambos casos se necesita de energía producida con combustibles fósiles para compensar por las caídas en la red eléctrica ocasionadas por la falta de sol o de viento.
El alto costo y la falta de confiabilidad de la energía solar y de la eólica las hacen inviable. Son un lujo con el cual solo se puede atender a un componente mínimo de la demanda global de energía. No representan propiamente una “alternativa” seria a las actuales fuentes masivas energéticas. Solo son posibles con inmensos subsidios y ayudas financieras.
Estas energías verdes son industrias artificiales, que se apoyan en premisas científicas cuestionables con las cuales justifican la utilización de cuantiosos recursos públicos. A la hora de la verdad, son parte de un gran montaje político que tiene un claro motivo de lucro y cuyo resultado final es la expoliación de los contribuyentes del planeta.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
En 2011, según lo reporta Charles Lane del Washington Post, la meta de ventas del Volt de 10.000 unidades quedó corta en 2.300 unidades. Y GM estará muy lejos de cumplir con su meta de 45.000 unidades para 2012. ¡Ni qué decir de la meta de Obama de tener un millón de automóviles eléctricos rodando por las vías de Estados Unidos en 2015!
Así mismo, A123 Systems una empresa productora de baterías para estos vehículos, y que ha recibido significativas ayudas financieras del gobierno federal, está en proceso de reducir personal. Su principal cliente Fisker Automotive, que produce automóviles eléctricos de elevado precio y que también ha recibido considerables subsidios estatales, está incumpliendo con las metas de producción que se había trazado.
La verdad es que el petróleo sigue siendo un combustible muy eficiente (en términos de energía por unidad de volumen). Por ejemplo, el Volt puede recorrer 35 millas por cada carga a una batería que pesa la bicoca de 200 kilos. Pero un automóvil común y corriente de caracterísitcas similares al Volt, cuesta la mitad y rinde 42 millas por galón.
Algo similar ha sucedido con las ayudas financieras otorgadas por la administración Obama a empresas productoras de paneles solares como Solyndra. Prácticamente no hay un solo caso de éxito entre la larga lista de empresas involucradas en la producción de energía solar que han recibido grandes subsidios o ayudas por parte del gobierno federal de Estados Unidos.
El problema es que la energía solar es como mínimo cuatro veces más costosa que la energía producida con combustibles fósiles. Por ejemplo, el gobierno de Alemania decidió empezar a desmontar los gigantescos subsidios que ha concedido a la producción de energía solar y que se traducirán en un aumento promedio de US$260 en la factura anual de energía para cada consumidor.
Un problema importante con la energía solar y con la eólica es que su producción se interrumpe todo el tiempo. El sol solamente ilumina cuando no hay nubosidad y durante el día. El viento también es intermitente. En ambos casos se necesita de energía producida con combustibles fósiles para compensar por las caídas en la red eléctrica ocasionadas por la falta de sol o de viento.
El alto costo y la falta de confiabilidad de la energía solar y de la eólica las hacen inviable. Son un lujo con el cual solo se puede atender a un componente mínimo de la demanda global de energía. No representan propiamente una “alternativa” seria a las actuales fuentes masivas energéticas. Solo son posibles con inmensos subsidios y ayudas financieras.
Estas energías verdes son industrias artificiales, que se apoyan en premisas científicas cuestionables con las cuales justifican la utilización de cuantiosos recursos públicos. A la hora de la verdad, son parte de un gran montaje político que tiene un claro motivo de lucro y cuyo resultado final es la expoliación de los contribuyentes del planeta.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).