Prohibido criticar las actuales negociaciones de paz con las Farc so pena de ser calificado por el gobierno colombiano como miembro de la “extrema derecha”.
Según el ministro del Interior Fernando Carrillo “la paz tiene muchos enemigos” (diario El Tiempo, marzo 31 de 2013). Carrillo confunde “la paz” con las negociaciones de paz que se llevan a cabo en La Habana. Son dos cosas muy diferentes.
El hecho es que en Colombia ha habido innumerables negociaciones de paz que han terminado mal. Hasta ahora “la paz” de Carrillo y su gobierno es pura teoría. Nadie todavía la ha vivido.
El ministro asegura que su “paz” está blindada contra extremistas y descalificaciones. Tanto este ministro como el propio presidente Juan Manuel Santos, así como otros voceros de su gobierno, pública y privadamente, se han dado a la tarea de descalificar a los críticos de estas negociaciones insinuando que se trata de maquinaciones de la “extrema derecha”, la que en Colombia se identifica con el paramilitarismo.
Pero según las encuestas la gran mayoría de los colombianos, dos de cada tres, no creen que el proceso llegará a feliz término ¿Será que todos ellos son extremistas?
Santos y su ministro menosprecian la inteligencia de los colombianos: después de todo lo que ha sucedido con las Farc, tienen toda la razón en ser escépticos y están en todo su derecho de no creer en pajaritos preñados. Qué ofensivos son estos funcionarios públicos con los millones de colombianos que de buena fe critican un proceso altamente cuestionable. Qué prepotentes se han vuelto con un tema donde toda la carga de la prueba está de su lado.
El hecho es que en Colombia ha habido innumerables negociaciones de paz que han terminado mal. Hasta ahora “la paz” de Carrillo y su gobierno es pura teoría. Nadie todavía la ha vivido.
El ministro asegura que su “paz” está blindada contra extremistas y descalificaciones. Tanto este ministro como el propio presidente Juan Manuel Santos, así como otros voceros de su gobierno, pública y privadamente, se han dado a la tarea de descalificar a los críticos de estas negociaciones insinuando que se trata de maquinaciones de la “extrema derecha”, la que en Colombia se identifica con el paramilitarismo.
Pero según las encuestas la gran mayoría de los colombianos, dos de cada tres, no creen que el proceso llegará a feliz término ¿Será que todos ellos son extremistas?
Santos y su ministro menosprecian la inteligencia de los colombianos: después de todo lo que ha sucedido con las Farc, tienen toda la razón en ser escépticos y están en todo su derecho de no creer en pajaritos preñados. Qué ofensivos son estos funcionarios públicos con los millones de colombianos que de buena fe critican un proceso altamente cuestionable. Qué prepotentes se han vuelto con un tema donde toda la carga de la prueba está de su lado.