Los apagones se han intensificado. El gobierno de Hugo Chávez no ha resuelto un problema que ha sido de su propia hechura.
Lo primero que hay que decir es que el gobierno venezolano cortó toda información sobre la evolución del sistema eléctrico. Ni la Oficina de Operaciones de Sistema Interconectado (OPSIS), ni ninguna otra entidad pública, volvió a proporcionar información detallada. Todos los países de la región tienen un transparente sistema público de información sobre sus sectores eléctricos, pero no así Venezuela donde el gobierno se ha acostumbrado a manipular y mentir descaradamente sobre este y otros temas de interés de la ciudadanía.
Tanto el Presidente Hugo Chávez como su ministro de Energía Eléctrica Alí Rodríguez Araque en repetidas ocasiones han salido a cantar victoria. A decir que la crisis eléctrica es cosa del pasado. ¡Farsantes!
Continúan los apagones en distintas regiones del país. Son frecuentes las fallas en el suministro de energía a servicios esenciales como el metro de Caracas y los principales aeropuertos. El componente térmico de generación sigue en las mismas de hace dos años. La mayor parte de las unidades de las Planta Centro y Planta Tacoa se mantienen fuera de servicio. La planta de Termozulia depende crucialmente del gas que se recibe de Colombia, dado que en Venezuela la producción de este insumo va de capa caída (no obstante ser el país del Continente con las mayores reservas).
A la falta de confiabilidad del componente de generación térmica se agrega el de los sistemas de transmisión y distribución, afectados por años de falta de inversión y mantenimiento. Y a todo lo anterior se añade el desgreño administrativo y financiero de unas empresas politizadas al máximo.
Las prometidas adiciones a la capacidad de generación térmica no se han dado. Así las cosas, el déficit de generación es el mismo de hace dos años, o sea cercano a 4.000 MW, de los cuales alrededor de 1.000 MW se han subsanado con una parálisis productiva en el complejo siderúrgico de la Guayana. No hay margen de maniobra alguna, de tal manera que imprevistos como la reciente voladura en Colombia por parte de las FARC del Gasoducto Transguajiro producen toda clase de trastornos en el funcionamiento del sistema interconectado.
El gobierno le hizo creer a muchos incrédulos venezolanos que la crisis del sector eléctrico se originaba en la sequía que produjo el fenómeno climatológico de El Niño. Hubo fiesta entre Chávez y sus seguidores cuando se terminó ese fenómeno, y empezó a llover y a llenarse la represa de Guri, de la cual depende más del 63% de la generación eléctrica del país. Ahora el Guri está siendo explotado a su mayor potencial, pero la crisis del sector, que es resultado de la sumatoria de muchos elementos críticos, no da tregua, ni se prevé su aminoramiento de aquí a las elecciones presidenciales de 2012.
Ninguno de los múltiples problemas del sector en las áreas de generación, transmisión y distribución están siendo abordados en forma eficaz por el más incompetente gobierno que ha tenido Venezuela en los últimos 60 años. Los anuncios oficiales no compaginan con las realidades y los déficit estructurales que trae el sector después de 12 años de chavismo están ahí, vivitos y coleando.
Tanto el Presidente Hugo Chávez como su ministro de Energía Eléctrica Alí Rodríguez Araque en repetidas ocasiones han salido a cantar victoria. A decir que la crisis eléctrica es cosa del pasado. ¡Farsantes!
Continúan los apagones en distintas regiones del país. Son frecuentes las fallas en el suministro de energía a servicios esenciales como el metro de Caracas y los principales aeropuertos. El componente térmico de generación sigue en las mismas de hace dos años. La mayor parte de las unidades de las Planta Centro y Planta Tacoa se mantienen fuera de servicio. La planta de Termozulia depende crucialmente del gas que se recibe de Colombia, dado que en Venezuela la producción de este insumo va de capa caída (no obstante ser el país del Continente con las mayores reservas).
A la falta de confiabilidad del componente de generación térmica se agrega el de los sistemas de transmisión y distribución, afectados por años de falta de inversión y mantenimiento. Y a todo lo anterior se añade el desgreño administrativo y financiero de unas empresas politizadas al máximo.
Las prometidas adiciones a la capacidad de generación térmica no se han dado. Así las cosas, el déficit de generación es el mismo de hace dos años, o sea cercano a 4.000 MW, de los cuales alrededor de 1.000 MW se han subsanado con una parálisis productiva en el complejo siderúrgico de la Guayana. No hay margen de maniobra alguna, de tal manera que imprevistos como la reciente voladura en Colombia por parte de las FARC del Gasoducto Transguajiro producen toda clase de trastornos en el funcionamiento del sistema interconectado.
El gobierno le hizo creer a muchos incrédulos venezolanos que la crisis del sector eléctrico se originaba en la sequía que produjo el fenómeno climatológico de El Niño. Hubo fiesta entre Chávez y sus seguidores cuando se terminó ese fenómeno, y empezó a llover y a llenarse la represa de Guri, de la cual depende más del 63% de la generación eléctrica del país. Ahora el Guri está siendo explotado a su mayor potencial, pero la crisis del sector, que es resultado de la sumatoria de muchos elementos críticos, no da tregua, ni se prevé su aminoramiento de aquí a las elecciones presidenciales de 2012.
Ninguno de los múltiples problemas del sector en las áreas de generación, transmisión y distribución están siendo abordados en forma eficaz por el más incompetente gobierno que ha tenido Venezuela en los últimos 60 años. Los anuncios oficiales no compaginan con las realidades y los déficit estructurales que trae el sector después de 12 años de chavismo están ahí, vivitos y coleando.