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La extradición de Waled Makled constituye indudablemente su más difícil decisión en los ocho meses que lleva en la Presidencia de Colombia.
 
Makled y su familia más cercana llegaron a tener una muy estrecha relación con distintos altos funcionarios del gobierno de Hugo Chávez. Esa relación, y las comisiones que distribuyeron a diestra y siniestra, les facilitó convertirse en grandes capos del negocio del narcotráfico en Venezuela, básicamente como intermediarios en la distribución de cocaína proveniente de Colombia y con destino final México y Europa.

Con el dinero del narcotráfico Makled y su familia se hicieron a toda clase de empresas por concesión del gobierno, y que facilitaban su actividad de narcotraficantes. Entre ellas, depósitos portuarios y la aerolínea Aeropostal.

Se cree entre quienes le han hecho seguimiento al tema en Venezuela que Makled colaboró con las FARC sirviendo de enlace entre los narcotraficantes José María Corredor Ibagué (alias “el Boyaco”) y Daniel “el loco Barrera” y líderes de los frentes de esa guerrilla que operan en los Llanos Orientales.

También se sabe de las relaciones de Makled con organizaciones del narcotráfico como el Cartel de Sinaloa de México y el Cartel del Norte del Valle. Y como si lo anterior no fuera suficiente, hay evidencias que vinculan a Makled con la financiación de actividades del movimiento terrorista islámico Hezbollah en Venezuela y que han contado con el apoyo del gobierno venezolano.

Desde el punto de vista de Chávez, la extradición de Makled a Estados Unidos sería en extremo comprometedora. Se trata de un personaje que se movía como pez en el agua en el entorno más cercano del Presidente venezolano. Es indudable que su colaboración con la justicia del país del norte se convertiría en pieza fundamental para enjuiciar a importantes funcionarios de ese país e incluso al propio Chávez (quien está vinculado a investigaciones relacionadas con lavado de dinero).

Como sea, el Presidente Santos tiene que decidir próximamente sobre si extraditar a Makled a Estados Unidos o hacerlo a Venezuela. Si lo hace a Estados Unidos, sería el final de su amistad con su “nuevo mejor amigo” y un paso atrás en las relaciones entre los dos países. Si lo hace a Venezuela, quedaría en entredicho su cooperación en la lucha contra el narcotráfico que libran Colombia y Estados Unidos y constituiría un mensaje equívoco para muchos congresistas que apoyan al país suramericano en temas como el TLC y en otros que son importantes en las relaciones bilaterales.

El problema fue que Santos se precipitó, al poco tiempo de ser capturado Makled, cuando dijo que lo extraditaría a Venezuela. Y la Cancillería ha estado tratando de ambientar esta decisión con anuncios de “Ambiciosos acuerdos antidrogas con Chávez” (titular del diario El Tiempo de abril 4 de 2011) y creando una gran expectativa acerca de una reunión entre los dos Presidentes que produciría grandes resultados en temas comerciales.

Pero todo esto no pasa de ser fuegos artificiales. Venezuela no ha colaborado mayormente con Colombia en distintos temas de interés mutuo. Por ejemplo, los principales cabecillas de las FARC y el ELN siguen campantes en Venezuela. El loco Barrera tiene a Carabobo como una de sus guaridas sin que el gobierno venezolano se de por enterado. Las relaciones comerciales se mantienen en un punto agonizante, sin mayores perspectivas de un repunte, entre otras, por los asfixiantes controles cambiarios y la arbitrariedad de las autoridades de ese país a la hora de otorgar divisas para cancelar importaciones.

Es conocido ampliamente que Chávez firma acuerdos que después no se cumplen. Lo único que le importa es el show mediático. También se sabe que la justicia venezolana no es un poder independiente que garantice que el juicio a Makled sea imparcial y llegue hasta sus últimas consecuencias.

Chávez se las ha arreglado, él y sólo él, para que Colombia no tenga mucho que perder en caso de que las relaciones entre ambos países se deterioren. La gran mayoría de empresarios colombianos ya no les interesa un país donde no hay las más mínimas garantías de protección a la propiedad y de pago de acreencias. La venta de gasolina barata en la frontera se puede intercambiar con la exportación por parte de Colombia de gas natural de la Guajira. La extradición a Colombia por parte de Venezuela de pequeños capos y guerrilleritos ni quita ni pone mayormente. Y la presidencia temporal  de UNASUR vaya y venga.

En contraste, no parecería aconsejable para Colombia enturbiar sus relaciones con Estados Unidos para protegerle la espalda a Chávez de las complicidades de su gobierno con el narcotráfico. Esta es una de aquellas ocasiones en las que sale a relucir los problemas de servirle a Dios y al diablo al mismo tiempo. Santos se equivocó al no extraditar a Makled a Estados Unidos inmediatamente fue capturado. La papa caliente se le creció y ahora, cualquiera que sea su decisión, no podrá evitar un significativo costo personal, que ojalá no lo sea también para su país.