Cifras revisadas indican que en el cuarto trimestre creció 2,4%, con lo que el aumento del PIB en 2013 fue un lánguido 1,9%.
El gobierno de Barack Obama y economistas simpatizantes por enésima vez anuncian que la recuperación está a la vuelta de la esquina. Ha sido la recuperación con mas vueltas de la esquina de la que se tenga memoria.
Durante todos los años de la administración Obama el crecimiento económico nunca ha superado 3%. Un estimativo del Investor’s Business Daily muestra que la actual ha sido la recuperación mas débil después de una recesión. Si hubiera sido una recuperación promedio, la economía de Estados Unidos estaría en el equivalente a US$1.310.000 millones mas rica que lo que es en este momento.
Como lo señala Frank Shostak (columnista del Ludwig von Mises Institute), los indicadores preliminares de la actividad económica en 2014 tampoco dan lugar al optimismo. El sentimiento de los constructores que mide el National Association of Home Builders/Wells Fargo descendió de 56 en enero a 46 en febrero. Otro índice, el del New York Reserve Bank que mide condiciones de los negocios, cayó de 12.51 en enero a 4.48 en febrero. El índice de los negocios del Philadelphia Fed se retrajo en febrero a –6,3 luego de ser 9,4 en enero.
A su vez, las viviendas iniciadas en enero de 2014 disminuyeron 2%, lo que contrasta con el aumento de 6,6% durante el mes anterior. Las ventas de viviendas existentes descendieron 5,1% en enero, las que se comparan desfavorablemente con la caída de 0,2% que experimentaron en diciembre de 2013.
Si bien estos indicadores no cuentan la historia completa y han estado influenciadas por el mal tiempo que sufrió Estados Unidos en los primeros meses del año, lo cierto parece ser que esa economía no despega del todo. La política monetaria y fiscal irresponsable y un gobierno que solo trabas y sobrecostos le ha impuesto al sector empresarial, han incidido sin duda en este precario desempeño post recesión.
La idea tan popular entre políticos, académicos keynesianos y periodistas especializados simpatizantes, que de la nada, o sea de la impresión masiva de billetes (por ponerlo de manera simple), se logra algo, o sea establecer los cimientos de una actividad económica sustentable, está haciendo agua después de mas de cuatro años de la implementación de políticas que bien merecen el nombre de culebreras.
Durante todos los años de la administración Obama el crecimiento económico nunca ha superado 3%. Un estimativo del Investor’s Business Daily muestra que la actual ha sido la recuperación mas débil después de una recesión. Si hubiera sido una recuperación promedio, la economía de Estados Unidos estaría en el equivalente a US$1.310.000 millones mas rica que lo que es en este momento.
Como lo señala Frank Shostak (columnista del Ludwig von Mises Institute), los indicadores preliminares de la actividad económica en 2014 tampoco dan lugar al optimismo. El sentimiento de los constructores que mide el National Association of Home Builders/Wells Fargo descendió de 56 en enero a 46 en febrero. Otro índice, el del New York Reserve Bank que mide condiciones de los negocios, cayó de 12.51 en enero a 4.48 en febrero. El índice de los negocios del Philadelphia Fed se retrajo en febrero a –6,3 luego de ser 9,4 en enero.
A su vez, las viviendas iniciadas en enero de 2014 disminuyeron 2%, lo que contrasta con el aumento de 6,6% durante el mes anterior. Las ventas de viviendas existentes descendieron 5,1% en enero, las que se comparan desfavorablemente con la caída de 0,2% que experimentaron en diciembre de 2013.
Si bien estos indicadores no cuentan la historia completa y han estado influenciadas por el mal tiempo que sufrió Estados Unidos en los primeros meses del año, lo cierto parece ser que esa economía no despega del todo. La política monetaria y fiscal irresponsable y un gobierno que solo trabas y sobrecostos le ha impuesto al sector empresarial, han incidido sin duda en este precario desempeño post recesión.
La idea tan popular entre políticos, académicos keynesianos y periodistas especializados simpatizantes, que de la nada, o sea de la impresión masiva de billetes (por ponerlo de manera simple), se logra algo, o sea establecer los cimientos de una actividad económica sustentable, está haciendo agua después de mas de cuatro años de la implementación de políticas que bien merecen el nombre de culebreras.