El Presidente ecuatoriano quiere que China le preste sin garantías más de US$1.700 millones para construir una central hidroeléctrica.
Se trata de la hidroeléctrica Coca Codo cuyo costo total se aproxima a US$2.000 millones. Sería construida por Sinohydro y financiada en un 85% por Eximbank de China. El 15% restante sería con capital ecuatoriano. Obviamente el gobierno de China no está en el plan de enterrar su dinero, y menos semejante cantidad. Por lo que exige algún tipo de garantía real.
El problema es que Ecuador no es confiable. Unilateralmente su gobierno decidió no pagar una parte significativa de sus bonos soberanos. No reconoce tribunales internacionales en sus disputas con acreedores e inversionistas extranjeros, al tiempo que los tribunales locales son famosos por su parcialidad en contra de todo lo que huela a foráneo. El país no tiene actualmente relaciones con entidades multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El presupuesto nacional para 2010 se encuentra desfinanciado. La dependencia de la economía ecuatoriana en el precio internacional del petróleo es cada vez mayor.
No es de sorprenderse, entonces, que Eximbank de China hubiera solicitado como garantía de su préstamo la pignoración de los activos del Banco Central de Ecuador. Después de todo, ¿qué otra garantía real puede ofrecer un país como Ecuador? Y de pronto ni siquiera esa es garantía suficiente, especialmente si el período de pago coincide con un punto bajo en los precios del petróleo.
Pero concuerda con la mentalidad de Rafael Correa y de la mayoría de los ecuatorianos pensar que el resto del mundo les debe dar a pérdida –o con gran riesgo– todo lo que solicitan. Creen que es un privilegio para los extranjeros perder su dinero en Ecuador, ese ombligo del mundo del cual piensan ellos que el resto de la humanidad vive pendiente. Y si los extranjeros se niegan a hacer negocios, entonces, se auto proclaman "víctimas".
El problema es que Ecuador no es confiable. Unilateralmente su gobierno decidió no pagar una parte significativa de sus bonos soberanos. No reconoce tribunales internacionales en sus disputas con acreedores e inversionistas extranjeros, al tiempo que los tribunales locales son famosos por su parcialidad en contra de todo lo que huela a foráneo. El país no tiene actualmente relaciones con entidades multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El presupuesto nacional para 2010 se encuentra desfinanciado. La dependencia de la economía ecuatoriana en el precio internacional del petróleo es cada vez mayor.
No es de sorprenderse, entonces, que Eximbank de China hubiera solicitado como garantía de su préstamo la pignoración de los activos del Banco Central de Ecuador. Después de todo, ¿qué otra garantía real puede ofrecer un país como Ecuador? Y de pronto ni siquiera esa es garantía suficiente, especialmente si el período de pago coincide con un punto bajo en los precios del petróleo.
Pero concuerda con la mentalidad de Rafael Correa y de la mayoría de los ecuatorianos pensar que el resto del mundo les debe dar a pérdida –o con gran riesgo– todo lo que solicitan. Creen que es un privilegio para los extranjeros perder su dinero en Ecuador, ese ombligo del mundo del cual piensan ellos que el resto de la humanidad vive pendiente. Y si los extranjeros se niegan a hacer negocios, entonces, se auto proclaman "víctimas".
Correa dijo de los chinos que “ni el Fondo Monetario Internacional nos maltrata así. Esa no es política de amigos tratarnos como nos están tratando”. Como si el tema fuera uno de ser “amigos” y listo. Para los chinos, el proyecto de Coca Codo es otro más, entre tantos negocios que tienen alrededor del mundo. Si se involucran en Coca Codo sin garantía real de pago sería motivo de preocupación para el planeta porque querría decir que quienes manejan la segunda economía más importante del mundo se volvieron gagá.
El principal negocio que los chinos han hecho recientemente con Ecuador es el otorgamiento de un pago anticipado de US$1.000 millones por futuras exportaciones de crudo. Es decir, Ecuador le pignoró a China parte de sus ingresos futuros por concepto de estas exportaciones, en un negocio donde el país asiático prácticamente no corre riesgo alguno. Y en un negocio en el cual el gobierno de Correa se da el lujo de gastar en el presente con cargo a lo que generará la declinante producción petrolera de su país.
El principal negocio que los chinos han hecho recientemente con Ecuador es el otorgamiento de un pago anticipado de US$1.000 millones por futuras exportaciones de crudo. Es decir, Ecuador le pignoró a China parte de sus ingresos futuros por concepto de estas exportaciones, en un negocio donde el país asiático prácticamente no corre riesgo alguno. Y en un negocio en el cual el gobierno de Correa se da el lujo de gastar en el presente con cargo a lo que generará la declinante producción petrolera de su país.