Están disponibles las proyecciones a mediano plazo de la economía colombiana y que muestran un escenario de gradual recuperación, así como la necesidad de correctivos en políticas económicas.

 

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Después del shock externo que sufrió la economía colombiana a partir de 2015 a causa de la acentuada caída de los precios internacionales del petróleo y del carbón, del desplome de la economía de Venezuela y de la recesión en otros mercados regionales, Colombia se ha embarcado en unos necesarios procesos de ajuste, tanto en sus finanzas públicas como en el sector externo.

Pero el ajuste no ha avanzado con la rapidez que hace un año se preveía. En 2017 el déficit del gobierno nacional se situó en 3,7% del PIB, varios décimas de puntos porcentuales por encima de lo deseable desde el punto de vista del mantenimiento del grado de inversión de las calificadoras internacionales. A la misma conclusión podría llegarse en relación con el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos de 3,4% del PIB.

Se proyecta un crecimiento del PIB de 2,5% para 2018 y entre 3% y 4% en los años siguientes, siempre y cuando continúe la recuperación de las economías regionales (obviamente sin contar Venezuela) y no se pierda el mayor dinamismo que se observa en la economía global.

Sin embargo, con los desequilibrios fiscales y de balanza de pagos actuales, con niveles de endeudamiento externo en el horizonte del 40% del PIB, no es sostenible crecimientos superiores a 4% e incluso se dificultaría evitar hacia 2021 un nuevo retroceso en los indicadores de desempeño.

Para decirlo de alguna manera, esta es la inercia que trae la economía colombiana si no se toman por parte del próximo gobierno algunos correctivos importantes de política económica. Esos correctivos pasan por unas reglas de juego mas favorables y competitivas para la creación de riqueza por parte del sector privado y por reducciones adicionales en el déficit fiscal basadas en medidas de austeridad y control al despilfarro en el gasto publico.

En las actuales condiciones de vulnerabilidad en la que se encuentra la economía colombiana, con un desempleo abierto que se ha estancado en niveles promedio superiores a 9%, es importante estimular y reorientar la inversión (y el gasto en general) hacia proyectos de impacto positivo en la generación de divisas e intensivos en mano de obra.

Si bien se proyecta que las obras públicas y la actividad edificadora contribuirán significativamente a generar empleo, desde el punto de vista del sector externo adquieren prioridad especial actividades como turismo, agroindustria, hidrocarburos y minería.

Así también otras donde Colombia se ha convertido en líder regional como las relacionadas con algunos sectores manufactureros básicos y las vinculadas a servicios de salud, de educación, de recreación y deportes, y a algunas áreas de la tecnología y el transporte.

 

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