Después de caer hasta US$30 barril a finales de enero de 2016, el precio del petróleo se ha recuperado hasta alcanzar US$45 barril a comienzos de mayo. ¿Cuál es su tendencia para lo que resta del año?
Varios factores han contribuido a los mayores precios recientes, que van desde una huelga en Kuwait hasta la reactivación de las importaciones de crudo por parte de China y una mayor demanda de gasolina en Estados Unidos y en el resto del planeta.
Si a lo anterior se agrega que los bajos precios han inducido caídas de la producción en Estados Unidos de 600.000 barriles diarios en relación con su nivel pico de 2015 y que se esperan para el segundo semestre de este año disminuciones adicionales de unos 500.000 barriles diarios, se configura, según varios analistas, un panorama de cierta estabilidad en el precio entre US$45 barril y US$50 barril. Incluso algunos de los mas optimistas ven un repunte hasta por los lados de US$60 barril.
Sin embargo, las proyecciones mas razonables indican que esos pronósticos son poco realistas. Que el aumento reciente de los precios podría ser apenas un rebote transitorio luego de la acentuada caída que tocó fondo a finales de enero y que todavía no existen las condiciones que impidan una recaída que lleve el precio nuevamente a las cercanías de US$30 barril.
El relativo estancamiento de la economía global, la falta de acuerdo entre Rusia y Arabia Saudita y dentro de la OPEP para recortar producción, el aumento de la producción de países como Irán, la racionalización de costos de producción en las áreas productoras con nueva tecnología en Estados Unidos, y el alto nivel de inventarios de crudo y refinados, todo ello lleva a la opinión de que se está lejos de una recuperación definitiva de los precios por encima de US$45 barril.
Además hay que tener en cuenta que factores especulativos transitorios han contribuido sin duda al alza reciente. En este caso, la liquidación de posiciones cortas (de apuestas a la baja) que se consolidaron durante el prolongado descenso del precio.
Con todo, el repunte reciente, por su duración y fuerza, sugiere que US$30 barril es un piso y que si se llega nuevamente a ese nivel se presentaría un segundo rebote al alza. En otras palabras, parecería que habrá una cierta estabilidad en el precio, al menos en lo que resta de este año, con variaciones alrededor de un promedio por los lados de US$37 barril (obviamente bajo el supuesto de la ausencia de eventos políticos que alteren significativamente las condiciones de mercado).
Esto no es del todo una mala noticia para países productores como Colombia si se tiene en cuenta que en cierto momento del desplome del precio internacional algunos analistas llegaron a pronosticar que se tocaría fondo en niveles próximos a US$20 barril.
Si a lo anterior se agrega que los bajos precios han inducido caídas de la producción en Estados Unidos de 600.000 barriles diarios en relación con su nivel pico de 2015 y que se esperan para el segundo semestre de este año disminuciones adicionales de unos 500.000 barriles diarios, se configura, según varios analistas, un panorama de cierta estabilidad en el precio entre US$45 barril y US$50 barril. Incluso algunos de los mas optimistas ven un repunte hasta por los lados de US$60 barril.
Sin embargo, las proyecciones mas razonables indican que esos pronósticos son poco realistas. Que el aumento reciente de los precios podría ser apenas un rebote transitorio luego de la acentuada caída que tocó fondo a finales de enero y que todavía no existen las condiciones que impidan una recaída que lleve el precio nuevamente a las cercanías de US$30 barril.
El relativo estancamiento de la economía global, la falta de acuerdo entre Rusia y Arabia Saudita y dentro de la OPEP para recortar producción, el aumento de la producción de países como Irán, la racionalización de costos de producción en las áreas productoras con nueva tecnología en Estados Unidos, y el alto nivel de inventarios de crudo y refinados, todo ello lleva a la opinión de que se está lejos de una recuperación definitiva de los precios por encima de US$45 barril.
Además hay que tener en cuenta que factores especulativos transitorios han contribuido sin duda al alza reciente. En este caso, la liquidación de posiciones cortas (de apuestas a la baja) que se consolidaron durante el prolongado descenso del precio.
Con todo, el repunte reciente, por su duración y fuerza, sugiere que US$30 barril es un piso y que si se llega nuevamente a ese nivel se presentaría un segundo rebote al alza. En otras palabras, parecería que habrá una cierta estabilidad en el precio, al menos en lo que resta de este año, con variaciones alrededor de un promedio por los lados de US$37 barril (obviamente bajo el supuesto de la ausencia de eventos políticos que alteren significativamente las condiciones de mercado).
Esto no es del todo una mala noticia para países productores como Colombia si se tiene en cuenta que en cierto momento del desplome del precio internacional algunos analistas llegaron a pronosticar que se tocaría fondo en niveles próximos a US$20 barril.