Carlos Raúl Yepes de manera incomprensible reprueba la conducta de sus empleados porque adquirieron unas neveras de Almacenes Éxito a precio de ganga.
Unos empleados de Bancolombia ingresaron al sitio web de Almacenes Éxito y encontraron una fabulosa oferta: unas neveras cuyo precio es de $4 millones por solo $400.000 (le recomendamos a nuestros lectores ingresar periódicamente a esta página por si acaso se repite el error). Ni cortos ni perezosos 40 empleados alcanzaron a comprar 70 neveras, hasta que finalmente en Éxito se percataron del problema.
Ciertamente se trató de un gran error por parte de Éxito. Y ciertamente Éxito debe pagar por su error. Y la forma como debe pagar es con la pérdida que incurrió con la venta de las neveras a un precio ridículo.
El problema no es de los compradores. En todos los países civilizados cualquier empresa vendedora que ofrece un producto a un precio, cualquiera que sea ese precio, debe responder por su oferta. ¿Qué se equivocó al poner el precio? Ese no es un problema del comprador. Es un error del vendedor y es su problema y el de nadie mas la pérdida por tal concepto.
En un sistema de mercado bien entendido es importantísimo que el vendedor sufra las consecuencias de sus errores y de su mala administración. Es el mejor estímulo para corregir trayectorias administrativas equivocadas. Que le duela el error.
En todo sistema de mercado bien entendido el comprador siempre está a la caza de la mejor oferta. Si encuentra una buena oferta no se pregunta la razón por la cual esa oferta existe. Simplemente está ahí y la aprovecha. Y está en todo su derecho comunicarle a parientes y amigos la existencia de la ganga.
Qué tal que los clientes del Éxito cada vez que hicieran una compra se preguntaran, ¿es este el verdadero precio? ¿Se equivocó Éxito en el precio? “Oigan señores de Éxito, cóbrenme mas porque creo que se equivocaron con tal o cual precio”. ¡Por Dios!
No es cuestión de ética o de integridad. Ninguno de los empleados de Bancolombia robó o acudió a alguna artimaña para conseguir una nevera a un gran precio. Que se sepa, no hicieron parte de una conspiración con empleados de Éxito para aprovechar el error.
El señor Yepes se equivocó en su reflexión. Condena la “cultura de viveza y de sentirnos orgullosos de ser avispados”. Pero escogió mal el ejemplo. ¿Qué consumidor no trata de ser vivo o avispado a la hora de conseguir la mejor oferta en sus compras? Siempre y cuando no robe o acuda a trampas, ser vivo o avispado es de lo que se trata. ¿Qué consumidor no está siempre a la caza de ofertas favorables?
La reflexión de Yepes frente a sus empleados ha debido ser otra. Por ejemplo, es un caso que ilustra sobre lo costoso que puede ser para una organización cometer errores en su página web y cómo los procedimientos administrativos deben ser mejorados para evitar esta posibilidad. Pero, ¿lecciones de moral sin tener claridad con los conceptos?
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
Ciertamente se trató de un gran error por parte de Éxito. Y ciertamente Éxito debe pagar por su error. Y la forma como debe pagar es con la pérdida que incurrió con la venta de las neveras a un precio ridículo.
El problema no es de los compradores. En todos los países civilizados cualquier empresa vendedora que ofrece un producto a un precio, cualquiera que sea ese precio, debe responder por su oferta. ¿Qué se equivocó al poner el precio? Ese no es un problema del comprador. Es un error del vendedor y es su problema y el de nadie mas la pérdida por tal concepto.
En un sistema de mercado bien entendido es importantísimo que el vendedor sufra las consecuencias de sus errores y de su mala administración. Es el mejor estímulo para corregir trayectorias administrativas equivocadas. Que le duela el error.
En todo sistema de mercado bien entendido el comprador siempre está a la caza de la mejor oferta. Si encuentra una buena oferta no se pregunta la razón por la cual esa oferta existe. Simplemente está ahí y la aprovecha. Y está en todo su derecho comunicarle a parientes y amigos la existencia de la ganga.
Qué tal que los clientes del Éxito cada vez que hicieran una compra se preguntaran, ¿es este el verdadero precio? ¿Se equivocó Éxito en el precio? “Oigan señores de Éxito, cóbrenme mas porque creo que se equivocaron con tal o cual precio”. ¡Por Dios!
No es cuestión de ética o de integridad. Ninguno de los empleados de Bancolombia robó o acudió a alguna artimaña para conseguir una nevera a un gran precio. Que se sepa, no hicieron parte de una conspiración con empleados de Éxito para aprovechar el error.
El señor Yepes se equivocó en su reflexión. Condena la “cultura de viveza y de sentirnos orgullosos de ser avispados”. Pero escogió mal el ejemplo. ¿Qué consumidor no trata de ser vivo o avispado a la hora de conseguir la mejor oferta en sus compras? Siempre y cuando no robe o acuda a trampas, ser vivo o avispado es de lo que se trata. ¿Qué consumidor no está siempre a la caza de ofertas favorables?
La reflexión de Yepes frente a sus empleados ha debido ser otra. Por ejemplo, es un caso que ilustra sobre lo costoso que puede ser para una organización cometer errores en su página web y cómo los procedimientos administrativos deben ser mejorados para evitar esta posibilidad. Pero, ¿lecciones de moral sin tener claridad con los conceptos?
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).