La columna de Coronell en la revista Semana sobre una reunión de Tomás Uribe con Miguel Nule en Panamá no prueba absolutamente nada.
Este periodista dice ser víctima del ex Presidente Álvaro Uribe y cree que eso le da el derecho a publicar acusaciones sin fundamento contra los hijos del ex Presidente, en este último caso Tomás Uribe.
Dice Coronell en su columna de Semana (18 de diciembre de 2010) que Tomás Uribe asistió a una reunión en Panamá para buscar una asociación entre proponentes de una licitación pública. En dicha reunión participaron, según Coronell, el contratista Miguel Nule y su primo Guido Nule, un representante de la multinacional brasilera Odebrecht de nombre André Rabello, un panameño Juan Eslava, y un socio de los hermanos Uribe Moreno en Panamá de nombre Leonardo Carreño.
Coronell se basa en un artículo del Nuevo Herald de Miami escrito por el periodista colombiano Gerardo Reyes, su íntimo amigo.
Tanto Coronell como Reyes recogen como cierta la insinuación de Miguel Nule según la cual Tomás Uribe, en la reunión que tuvo lugar en noviembre de 2008, actuó como intermediario para promover una alianza suya (de los Nule) con Odebrecht con miras a participar en las licitaciones para la construcción de la Ruta del Sol en Colombia.
El hecho cierto es que nunca se forjó una alianza entre los Nule y Odebrecht. Por otro lado, se sabe de la contrariedad de los Nule cuando no fueron favorecidos en las licitaciones para la Ruta del Sol que se llevaron a cabo más de un año después de la reunión de Panamá. Seguramente pensaban que con un nuevo importante contrato podían superar sus crecientes dificultades financieras, las que estallaron en 2010 con el escándalo de las obras del Transmilenio por la 26 en Bogotá.
En el artículo de Reyes se aclara que Nule manifestó que Tomás Uribe nunca le pidió dinero por su supuesta “intermediación”. Más allá de eso, no hay ningún intento por parte de Reyes para enfrentar a Nule sobre la veracidad de su aseveración, no obstante que en el buen periodismo investigativo la carga de la prueba siempre debe recaer sobre quien acusa.
Hilan muy delgadito tanto Reyes como Coronell, y ese es periodismo del malo. Sin pruebas que determinen que Tomás Uribe estaba en plan de “interceder” para que Odebrecht se asociara con los Nule, no pueden darle alegremente el beneficio de la duda a las opiniones de un personaje que se encuentra en la situación de Miguel Nule.
La “mala leche”, como se dice en Colombia, de Daniel Coronell contra Tomás Uribe sale a relucir en otros apartes de su columna. Menciona sociedades y negocios del hijo del ex Presidente en Panamá. Y lo hace insinuando que se trata de algo malo. Pues no es así. Tomás Uribe está en todo su derecho de tener negocios en ese país.
Coronell está casado con una conocida periodista. Ha sido socio de otros conocidos periodistas. Todos sus amigos periodistas le hacen eco cada vez que lanza acusaciones contra Álvaro Uribe y sus hijos. Se trata de una actitud poco profesional, especialmente cuando en la caja de resonancia se hila tan delgadito como en el artículo de Reyes y en la columna de Coronell.
Dice Coronell en su columna de Semana (18 de diciembre de 2010) que Tomás Uribe asistió a una reunión en Panamá para buscar una asociación entre proponentes de una licitación pública. En dicha reunión participaron, según Coronell, el contratista Miguel Nule y su primo Guido Nule, un representante de la multinacional brasilera Odebrecht de nombre André Rabello, un panameño Juan Eslava, y un socio de los hermanos Uribe Moreno en Panamá de nombre Leonardo Carreño.
Coronell se basa en un artículo del Nuevo Herald de Miami escrito por el periodista colombiano Gerardo Reyes, su íntimo amigo.
Tanto Coronell como Reyes recogen como cierta la insinuación de Miguel Nule según la cual Tomás Uribe, en la reunión que tuvo lugar en noviembre de 2008, actuó como intermediario para promover una alianza suya (de los Nule) con Odebrecht con miras a participar en las licitaciones para la construcción de la Ruta del Sol en Colombia.
El hecho cierto es que nunca se forjó una alianza entre los Nule y Odebrecht. Por otro lado, se sabe de la contrariedad de los Nule cuando no fueron favorecidos en las licitaciones para la Ruta del Sol que se llevaron a cabo más de un año después de la reunión de Panamá. Seguramente pensaban que con un nuevo importante contrato podían superar sus crecientes dificultades financieras, las que estallaron en 2010 con el escándalo de las obras del Transmilenio por la 26 en Bogotá.
En el artículo de Reyes se aclara que Nule manifestó que Tomás Uribe nunca le pidió dinero por su supuesta “intermediación”. Más allá de eso, no hay ningún intento por parte de Reyes para enfrentar a Nule sobre la veracidad de su aseveración, no obstante que en el buen periodismo investigativo la carga de la prueba siempre debe recaer sobre quien acusa.
Hilan muy delgadito tanto Reyes como Coronell, y ese es periodismo del malo. Sin pruebas que determinen que Tomás Uribe estaba en plan de “interceder” para que Odebrecht se asociara con los Nule, no pueden darle alegremente el beneficio de la duda a las opiniones de un personaje que se encuentra en la situación de Miguel Nule.
La “mala leche”, como se dice en Colombia, de Daniel Coronell contra Tomás Uribe sale a relucir en otros apartes de su columna. Menciona sociedades y negocios del hijo del ex Presidente en Panamá. Y lo hace insinuando que se trata de algo malo. Pues no es así. Tomás Uribe está en todo su derecho de tener negocios en ese país.
Coronell está casado con una conocida periodista. Ha sido socio de otros conocidos periodistas. Todos sus amigos periodistas le hacen eco cada vez que lanza acusaciones contra Álvaro Uribe y sus hijos. Se trata de una actitud poco profesional, especialmente cuando en la caja de resonancia se hila tan delgadito como en el artículo de Reyes y en la columna de Coronell.