Lo que se le viene a Francia es una contracción económica conjuntamente con la pérdida de credibilidad en su manejo económico.
Obviamente muchos franceses no quieren darse por enterados. Ellos creen vivir en un país que está por encima de estos problemas. Según ellos, Francia es tan superior que allí no aplican las burdas y terrenales leyes de la economía.
Para reafirmar estas creencias eligieron de Presidente a un socialista que les prometió recuperar el dinamismo económico con aumentos en los impuestos y en el gasto público. Con mayor gasto público más demanda, y más impuestos para resolver el tema del abrumador sobre endeudamiento y del elevadísimo déficit fiscal estructural. ¡Voilà!
Que raro, sin embargo, que pocos países estén aplicando estas fabulosas fórmulas mágicas para enfrentar unas crisis precisamente inducidas por exceso de gasto financiado con deuda. Ah, pero se nos olvidaba. Ninguno de esos otros países son tan especiales como Francia…
No importa que en Francia ya el gasto público represente 56% del PIB mientras que en la mayoría de los demás países ricos no llega al 40%. No importa tampoco que los impuestos ya sean los mas altos del planeta. Tampoco importa que el sector productivo francés haya perdido competitividad en los últimos tiempos, agobiado por las gigantescas cargas fiscales y laborales, por las excesivas regulaciones, y por el letargo reinante en una economía donde es mejor negocio vivir del Estado Niñera que asumir riesgos empresariales.
Las fórmulas electorales de Hollande fueran saludadas con júbilo por casi toda la izquierda internacional. Fueron vistas como la alternativa a las políticas de austeridad promovidas por la Alemania de Angela Merkel y por otros gobiernos que luchan por equilibrar sus macroeconomías. ¡Qué tan obtusa esta izquierda! Ahora presenta como alternativa de solución a la crisis las mismas políticas que fueron las que la causaron.
No se requiere ser un genio para anticipar que el Estado Niñera francés va camino a un patatús. Hace poco el auditor estatal informó que se necesitarían no solamente de aumentos de impuestos sino también de recortes presupuestales adicionales en 2012 y especialmente en 2013 para reducir el déficit fiscal a la meta contemplada del 3% del PIB.
Pero lo anterior sin contabilizar el problema no resuelto de la quiebra de la banca francesa. Al igual que Italia y España (para no mencionar Grecia, Irlanda y Portugal), Francia ya cruzó el Rubicon y se encuentra en el lado de los países quebrados. Alcanzó un punto en el cual solo por medio de recortes draconianos de gasto público y privado podría salir del hueco negro.
Pero, ¿quién se atreve a decirle a los consentidos y malcriados súbditos del Estado Niñera francés que hay que apretarse de verdad el cinturón? Por lo menos en la España de Mariano Rajoy la población ya se percató de que lo de la austeridad va en serio. Que hay una decisión política ya tomada de equilibrar la macroeconomía.
En cambio, durante la pasada campaña presidencial Nicolas Sarkozy le dijo a los electores que lo eligieran para evitar que Francia fuera como España. Hollande, a su vez, les dijo que era solo cuestión de votar por él para que Francia volviera a crecer como antes y que no tenían porque preocuparse puesto que él garantizaría que el Estado Niñera los seguiría amamantando.
Ninguno de estos dos líderes políticos tuvo la entereza de decirle a los franceses que la situación de su país es ya similar a la de España y que se requerirán de grandes sacrificios y esfuerzos por parte de toda la población para enderezar las cargas.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
Para reafirmar estas creencias eligieron de Presidente a un socialista que les prometió recuperar el dinamismo económico con aumentos en los impuestos y en el gasto público. Con mayor gasto público más demanda, y más impuestos para resolver el tema del abrumador sobre endeudamiento y del elevadísimo déficit fiscal estructural. ¡Voilà!
Que raro, sin embargo, que pocos países estén aplicando estas fabulosas fórmulas mágicas para enfrentar unas crisis precisamente inducidas por exceso de gasto financiado con deuda. Ah, pero se nos olvidaba. Ninguno de esos otros países son tan especiales como Francia…
No importa que en Francia ya el gasto público represente 56% del PIB mientras que en la mayoría de los demás países ricos no llega al 40%. No importa tampoco que los impuestos ya sean los mas altos del planeta. Tampoco importa que el sector productivo francés haya perdido competitividad en los últimos tiempos, agobiado por las gigantescas cargas fiscales y laborales, por las excesivas regulaciones, y por el letargo reinante en una economía donde es mejor negocio vivir del Estado Niñera que asumir riesgos empresariales.
Las fórmulas electorales de Hollande fueran saludadas con júbilo por casi toda la izquierda internacional. Fueron vistas como la alternativa a las políticas de austeridad promovidas por la Alemania de Angela Merkel y por otros gobiernos que luchan por equilibrar sus macroeconomías. ¡Qué tan obtusa esta izquierda! Ahora presenta como alternativa de solución a la crisis las mismas políticas que fueron las que la causaron.
No se requiere ser un genio para anticipar que el Estado Niñera francés va camino a un patatús. Hace poco el auditor estatal informó que se necesitarían no solamente de aumentos de impuestos sino también de recortes presupuestales adicionales en 2012 y especialmente en 2013 para reducir el déficit fiscal a la meta contemplada del 3% del PIB.
Pero lo anterior sin contabilizar el problema no resuelto de la quiebra de la banca francesa. Al igual que Italia y España (para no mencionar Grecia, Irlanda y Portugal), Francia ya cruzó el Rubicon y se encuentra en el lado de los países quebrados. Alcanzó un punto en el cual solo por medio de recortes draconianos de gasto público y privado podría salir del hueco negro.
Pero, ¿quién se atreve a decirle a los consentidos y malcriados súbditos del Estado Niñera francés que hay que apretarse de verdad el cinturón? Por lo menos en la España de Mariano Rajoy la población ya se percató de que lo de la austeridad va en serio. Que hay una decisión política ya tomada de equilibrar la macroeconomía.
En cambio, durante la pasada campaña presidencial Nicolas Sarkozy le dijo a los electores que lo eligieran para evitar que Francia fuera como España. Hollande, a su vez, les dijo que era solo cuestión de votar por él para que Francia volviera a crecer como antes y que no tenían porque preocuparse puesto que él garantizaría que el Estado Niñera los seguiría amamantando.
Ninguno de estos dos líderes políticos tuvo la entereza de decirle a los franceses que la situación de su país es ya similar a la de España y que se requerirán de grandes sacrificios y esfuerzos por parte de toda la población para enderezar las cargas.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).