Para evitar el abismo fiscal, el Congreso acordó aumentar algunos impuestos pero no recortó el gasto. El inevitable ajuste fiscal está todavía lejos de materializarse.
Hasta ahora el Presidente Barack Obama se salió con la suya. Más impuestos para los mas ricos. Sin embargo, los mayores recaudos provenientes de los mayores impuestos ni siquiera cubren una doceava parte del déficit fiscal anual que es cercano a US$1.2 trillones. Y eso bajo el supuesto que la medida no inducirá una mayor evasión o elusión de la tributación, o un menor crecimiento económico y un mayor desánimo inversionista.
En realidad el quid del ajuste fiscal está en el recorte al gasto público, un tema que Obama ha venido rehuyendo de tiempo atrás. Aunque en el acuerdo de finales de 2012 pareció que los congresistas del Partido Republicano dieron su brazo a torcer al no condicionar el aumento de impuestos a un recorte significativo de gastos, lo cierto es que tendrán ocasión de dar una nueva batalla con motivo de la solicitud que está próxima a formalizar la administración Obama de elevación del techo de la deuda del gobierno federal que está en US$16.4 trillones.
De hecho, el líder de las minorías republicanas en el Senado Mitch McConnell afirmó que si bien el Presidente no desea una pelea en relación al gasto público, es lo que tendrá que enfrentar porque se trata de un debate que el país necesita. Sostuvo que el momento adecuado para este debate será cuando se de la lucha sobre el límite de la deuda, o sea en aproximadamente dos o tres meses. "Ahora que el Presidente consiguió su aumento de impuestos, podremos concentrarnos en enfrentar el verdadero problema que es el exagerado gasto", concluyó McConnell.
De manera que el ajuste fiscal de Estados Unidos está apenas en una etapa incipiente y lejos de resolverse. La evolución de la economía global durante 2013 estará en buena medida supeditada a la forma como Estados Unidos enfrente el grave problema fiscal que lo afecta.
En realidad el quid del ajuste fiscal está en el recorte al gasto público, un tema que Obama ha venido rehuyendo de tiempo atrás. Aunque en el acuerdo de finales de 2012 pareció que los congresistas del Partido Republicano dieron su brazo a torcer al no condicionar el aumento de impuestos a un recorte significativo de gastos, lo cierto es que tendrán ocasión de dar una nueva batalla con motivo de la solicitud que está próxima a formalizar la administración Obama de elevación del techo de la deuda del gobierno federal que está en US$16.4 trillones.
De hecho, el líder de las minorías republicanas en el Senado Mitch McConnell afirmó que si bien el Presidente no desea una pelea en relación al gasto público, es lo que tendrá que enfrentar porque se trata de un debate que el país necesita. Sostuvo que el momento adecuado para este debate será cuando se de la lucha sobre el límite de la deuda, o sea en aproximadamente dos o tres meses. "Ahora que el Presidente consiguió su aumento de impuestos, podremos concentrarnos en enfrentar el verdadero problema que es el exagerado gasto", concluyó McConnell.
De manera que el ajuste fiscal de Estados Unidos está apenas en una etapa incipiente y lejos de resolverse. La evolución de la economía global durante 2013 estará en buena medida supeditada a la forma como Estados Unidos enfrente el grave problema fiscal que lo afecta.