El líder empresarial antioqueño Nicanor Restrepo dio una larga entrevista en la que expresó sus puntos de vista sobre las negociaciones entre la Farc y el gobierno de Colombia.
La entrevista fue en el diario El Tiempo (28 de abril de 2013). Nicanor siempre ha sido un entusiasta de estas negociaciones. Fue protagonista principal en las que tuvieron lugar durante el gobierno de Belisario Betancur en los años ochenta. Y fue uno de los que mas apoyó desde el lado empresarial las que tuvieron lugar durante el gobierno de Andrés Pastrana a finales de los años noventa y comienzos de este siglo.
De manera que sus opiniones son importantes por conocedor como es del tema. Sin embargo, solo lugares comunes es lo que se encuentra en sus respuestas. Son los mismos lugares comunes que se han escuchado en todos los proceso de negociación con los narco terroristas de las Farc. Por ejemplo:
1) “Por primera vez veo una esperanza moderada, que hay señales positivas que nos permitirían, ojalá, ponerle fin a este conflicto”. Esperanzas moderadas siempre hubo en todos los procesos anteriores de negociación con las Farc. Incluso en el caso de Nicanor se podría decir que hubo esperanzas desmedidas. Extraño que Nicanor diga que lo está viendo por primera vez.
2) Le preguntan a Nicanor que si es cierto que con un acuerdo de paz el PIB podría crecer al menos dos puntos porcentuales anuales adicionales, a lo que responde: “no se bien cuál es el fundamento macroeconómico (de esa cifra), pero igual me uno a esos pronósticos. Además, hay otra parte importante. Mas allá de esa cifra, podría haber un crecimiento mas armónico, en la medida que se puedan dedicar mas recursos a la educación, a la salud…” O sea el mismo cuento de siempre. El mismo que se ha venido escuchando desde hace cuatro décadas y que banaliza los esfuerzos que deben hacer los colombianos para combatir a los grupos delincuenciales. Si en Colombia no hubiera grupos violentos… Si no hubiera narcotráfico… Si no hubiera corrupción… Si fuéramos eficientes en la forma como gastamos los recursos… Y efectivamente si ello fuera así no asumiríamos los costos de la violencia, del narcotráfico, de la corrupción y de la chambonería. Lindos sueños estos de imaginar a Colombia como un país perfecto muy distinto a lo que es. Pero a punta de sueños no se enfrentan y combaten los complejos males que la afectan.
3) Le preguntan que si la paz justifica “tragarse todos los sapos”, a lo que Nicanor sale con el otro cuento que ha sido el de siempre, el de las “concesiones y sacrificios”. Básicamente de lo que se trata es de acceder al chantaje de los violentos. Que no los juzguen por los inmensos males ocasionados y que puedan acceder a la política y a los puestos públicos. Nicanor no es partidario de un generoso perdón y olvido como el que fracasó en la época del gobierno de Betancur sino de un “mecanismo que permita conciliar una transición entre perdón y justicia”. Su formula es la de “recuperar en un tiempo con una pena seguramente moderada, la libertad y los derechos civiles de quienes están combatiendo al Estado”. Es decir, aplicarle a los peores delitos como son los cometidos por la dirigencia de las Farc una penita de un año de casa por cárcel y listo. Se hizo justicia.
4) Mas adelante le preguntan a Nicanor si se les puede creer a las Farc. Su respuesta es la de los anteriores procesos. Muchas señales positivas ve Nicanor en el actual proceso de La Habana. Es curioso que él vea esas muchas señales y la gran mayoría de colombianos no las vean. Nicanor ofrece razones para su optimismo: la composición de las mesas, la calidad del equipo negociador del gobierno y las condiciones externas que favorecen la negociación. Pero se olvida que de lo mismo se hablaba en negociaciones anteriores. Y concluye que “esta es la primera vez que el punto de partida de la negociación es poner fin al conflicto”. Pero siempre ha sido ese el punto de partida en todas las negociaciones con las Farc, así los caminos escogidos en anteriores negociaciones hayan sido ligeramente diferentes.
5) Al final de la entrevista Nicanor cae en el mas trillado de los lugares comunes desde que existen las Farc: “Algún sector de la sociedad cree que no es possible llegar a una solución política (con este grupo) y sigue creyendo en la solución estrictamente militar, lo cual la historia se ha encargado de desmentir”. Sin embargo, la historia de Colombia lo único que demuestra es que la alternativa militar, cuando se ha aplicado con seriedad y profesionalismo, ha sido la que mejores resultados ha tenido en el combate contra la delincuencia narco terrorista. Y, por otro lado, esa historia demuestra que el camino de las negociaciones ha llevado a estruendosos fracasos.
Definitivamente es difícil saber de qué historia habla Nicanor. Es como una especie de déjà vu escuchar sus apreciaciones. Es como si existiera una laguna en su vision histórica, la de los años en los que gobernó Álvaro Uribe.
De manera que sus opiniones son importantes por conocedor como es del tema. Sin embargo, solo lugares comunes es lo que se encuentra en sus respuestas. Son los mismos lugares comunes que se han escuchado en todos los proceso de negociación con los narco terroristas de las Farc. Por ejemplo:
1) “Por primera vez veo una esperanza moderada, que hay señales positivas que nos permitirían, ojalá, ponerle fin a este conflicto”. Esperanzas moderadas siempre hubo en todos los procesos anteriores de negociación con las Farc. Incluso en el caso de Nicanor se podría decir que hubo esperanzas desmedidas. Extraño que Nicanor diga que lo está viendo por primera vez.
2) Le preguntan a Nicanor que si es cierto que con un acuerdo de paz el PIB podría crecer al menos dos puntos porcentuales anuales adicionales, a lo que responde: “no se bien cuál es el fundamento macroeconómico (de esa cifra), pero igual me uno a esos pronósticos. Además, hay otra parte importante. Mas allá de esa cifra, podría haber un crecimiento mas armónico, en la medida que se puedan dedicar mas recursos a la educación, a la salud…” O sea el mismo cuento de siempre. El mismo que se ha venido escuchando desde hace cuatro décadas y que banaliza los esfuerzos que deben hacer los colombianos para combatir a los grupos delincuenciales. Si en Colombia no hubiera grupos violentos… Si no hubiera narcotráfico… Si no hubiera corrupción… Si fuéramos eficientes en la forma como gastamos los recursos… Y efectivamente si ello fuera así no asumiríamos los costos de la violencia, del narcotráfico, de la corrupción y de la chambonería. Lindos sueños estos de imaginar a Colombia como un país perfecto muy distinto a lo que es. Pero a punta de sueños no se enfrentan y combaten los complejos males que la afectan.
3) Le preguntan que si la paz justifica “tragarse todos los sapos”, a lo que Nicanor sale con el otro cuento que ha sido el de siempre, el de las “concesiones y sacrificios”. Básicamente de lo que se trata es de acceder al chantaje de los violentos. Que no los juzguen por los inmensos males ocasionados y que puedan acceder a la política y a los puestos públicos. Nicanor no es partidario de un generoso perdón y olvido como el que fracasó en la época del gobierno de Betancur sino de un “mecanismo que permita conciliar una transición entre perdón y justicia”. Su formula es la de “recuperar en un tiempo con una pena seguramente moderada, la libertad y los derechos civiles de quienes están combatiendo al Estado”. Es decir, aplicarle a los peores delitos como son los cometidos por la dirigencia de las Farc una penita de un año de casa por cárcel y listo. Se hizo justicia.
4) Mas adelante le preguntan a Nicanor si se les puede creer a las Farc. Su respuesta es la de los anteriores procesos. Muchas señales positivas ve Nicanor en el actual proceso de La Habana. Es curioso que él vea esas muchas señales y la gran mayoría de colombianos no las vean. Nicanor ofrece razones para su optimismo: la composición de las mesas, la calidad del equipo negociador del gobierno y las condiciones externas que favorecen la negociación. Pero se olvida que de lo mismo se hablaba en negociaciones anteriores. Y concluye que “esta es la primera vez que el punto de partida de la negociación es poner fin al conflicto”. Pero siempre ha sido ese el punto de partida en todas las negociaciones con las Farc, así los caminos escogidos en anteriores negociaciones hayan sido ligeramente diferentes.
5) Al final de la entrevista Nicanor cae en el mas trillado de los lugares comunes desde que existen las Farc: “Algún sector de la sociedad cree que no es possible llegar a una solución política (con este grupo) y sigue creyendo en la solución estrictamente militar, lo cual la historia se ha encargado de desmentir”. Sin embargo, la historia de Colombia lo único que demuestra es que la alternativa militar, cuando se ha aplicado con seriedad y profesionalismo, ha sido la que mejores resultados ha tenido en el combate contra la delincuencia narco terrorista. Y, por otro lado, esa historia demuestra que el camino de las negociaciones ha llevado a estruendosos fracasos.
Definitivamente es difícil saber de qué historia habla Nicanor. Es como una especie de déjà vu escuchar sus apreciaciones. Es como si existiera una laguna en su vision histórica, la de los años en los que gobernó Álvaro Uribe.