Perry irrumpió con fuerza en el favoritismo de las encuestas entre los republicanos cuando se lanzó hace cerca de un mes. Inicialmente desplazó a Romney del liderazgo. Pero a Perry no le ha ido muy bien en los últimos debates. No luce tan sólido y preparado como Romney. Sus posiciones en temas sensibles como inmigración y seguridad social han dejado dudas.

Romney, por su parte, es un candidato que ha sido catalogado como no tan conservador para el gusto actual de electorado republicano. Sin embargo, ha adaptado su programa a lo que quiere este electorado. Se auto define como un empresario conservador. Como alguien que por su experiencia principalmente de hombre de negocios sabe lo que se necesita para crear empleo. Además, en el último debate organizado en la cadena Fox, lució con más chispa y fuerza que en ocasiones anteriores.

Después de este último debate que tuvo lugar en septiembre 22, lo más probable es que Romney alcance e incluso supere a Perry en las preferencias de los republicanos a nivel nacional. Perry debería ganar la primera primaria que es la de Iowa, y Romney la segunda que es la de New Hampshire. Luego viene una muy importante en Carolina del Sur donde ambos están empatados. Si Romney gana allí y en Florida, demostrará que es fuerte en el Sur y le habrá asestado a Perry un golpe que puede ser definitivo.

Los nueve candidatos republicanos están de acuerdo en casi todo. En tumbar la reforma de salud de Barack Obama (llamada Obamacare) y en sustituirla por un sistema con alternativas para el usuario. En reformar a fondo el régimen tributario (simplificación y reducción de tarifas). En controlar la inmigración ilegal. En desmontar la telaraña de regulaciones sobre la actividad productiva que el actual gobierno ha impuesto. Y en balancear el presupuesto del gobierno federal a la mayor brevedad posible.

Todos los candidatos apoyan el libre comercio y tratados como el TLC con Colombia. Varios de ellos reconocen que Estados Unidos debe priorizar sus compromisos exteriores y retraerse de aquellos que no son vitales para su seguridad nacional. Sin embargo, todos coinciden en la importancia de mantener a su país como la indiscutible primera potencia militar del planeta.

La mayoría de los candidatos han dicho que a los países amigos hay que tratarlos como tales, sin las ambivalencia que ha caracterizado a algunas de las posturas de política exterior de Obama.

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