Mientras liberan a unos pocos secuestrados con bombos y platillos secuestran en varias regiones del país a muchos más colombianos.
A los que liberan no tienen la posibilidad de extraerles rescate. A los nuevos secuestrados les pedirán jugosos rescates. Negocio redondo indudablemente. Pero además con las pocas liberaciones que hacen paralizan la acción de la fuerza pública en zonas críticas, se hacen publicidad internacional, y le dan protagonismo a Piedad Córdoba y a grupos simpatizantes. Negocio más que redondo, sin duda.
A todas estas, en plena transmisión del partido de fútbol entre Colombia y España, Caracol Televisión pone en un tercio de la pantalla, tapando las incidencias del juego, la llegada en helicópteros brasileros de uno de los secuestrados. Más publicidad, imposible.
Hay que preguntarle al gobierno cuál es la idea con todo ese dispositivo y publicidad a cambio de la liberación de una sola persona.
Da la impresión que las FARC le están midiendo el aceite a Santos, tal como lo han hecho con los Presidentes anteriores. ¿Hasta dónde el Presidente Santos está dispuesto a coquetearle al fantasma de una paz con una organización narcoterrorista como las FARC?
Hay varios alrededor de este Presidente que le están endulzando los oídos sobre las posibilidades de un proceso de paz. Increíble que después de toda el agua que ha corrido por debajo de ese puente todavía se contemple la posibilidad de un nuevo “proceso de paz”. Increíble que esta puerta al abismo siga abierta.
Vanidad de vanidades la que marea a los Presidentes. “Yo si soy un estadista capaz de hacer lo que mis antecesores no pudieron”, es una reflexión desastrosa que cautiva a muchos gobernantes. ¿Será este el caso con Santos?
A todas estas, en plena transmisión del partido de fútbol entre Colombia y España, Caracol Televisión pone en un tercio de la pantalla, tapando las incidencias del juego, la llegada en helicópteros brasileros de uno de los secuestrados. Más publicidad, imposible.
Hay que preguntarle al gobierno cuál es la idea con todo ese dispositivo y publicidad a cambio de la liberación de una sola persona.
Da la impresión que las FARC le están midiendo el aceite a Santos, tal como lo han hecho con los Presidentes anteriores. ¿Hasta dónde el Presidente Santos está dispuesto a coquetearle al fantasma de una paz con una organización narcoterrorista como las FARC?
Hay varios alrededor de este Presidente que le están endulzando los oídos sobre las posibilidades de un proceso de paz. Increíble que después de toda el agua que ha corrido por debajo de ese puente todavía se contemple la posibilidad de un nuevo “proceso de paz”. Increíble que esta puerta al abismo siga abierta.
Vanidad de vanidades la que marea a los Presidentes. “Yo si soy un estadista capaz de hacer lo que mis antecesores no pudieron”, es una reflexión desastrosa que cautiva a muchos gobernantes. ¿Será este el caso con Santos?