El presidente Juan Manuel Santos invita a que los colombianos se conviertan en idiotas útiles de los grupos que apoyan a las Farc.
El diario El Tiempo del 7 de abril de 2013 abre con un gran titular: “Santos invita al país a marchar por la paz”. La marcha es organizada por grupos izquierdistas en el aniversario del asesinato del líder popular Jorge Eliécer Gaitán en 1948. Es convocada, entre otros, por Colombianos y Colombianas por la Paz y por una relativamente desconocida organización denominada Marcha Patriótica. Ambas organizaciones giran alrededor de los intereses políticos de las Farc. A ellos se les unió el alcalde Gustavo Petro y, ni mas ni menos, Santos.
El Tiempo pronostica que “podría ser la manifestación mas grande que se haya registrado hasta ahora en la capital”… “se espera que ese día se le de un contundente y multitudinarios respaldo a la paz”. Sin embargo, ¿a cuál paz? ¿A la paz en abstracto? ¿O al proceso de paz que está teniendo lugar en La Habana entre el gobierno de Santos y las Farc?
Hay que repetirlo una y mil veces. “La paz” no es lo mismo que el “proceso de paz”. Marchar por un concepto abstracto de paz no tiene objeto ni gracia. De hecho, los colombianos ya lo han hecho en el pasado y lo único que lograron fue perder su tiempo.
Por otro lado, marchar a favor de un proceso de paz que está a mitad de camino, cuyos resultados no se han dado, que no se sabe en qué va a parar ni qué se va a negociar, tampoco hace sentido alguno. Es darle una carta blanca al gobierno sin que haya hecho mayor cosa para hacerse merecedor de tal privilegio.
Mas grave aún, es mandarle una señal equivocada a las Farc: de que la ciudadanía finalmente les ha perdonado sus asesinatos, secuestros, extorsiones, narcotráfico, minería ilegal, siembra de minas quiebra patas, y vil utilización de menores en actividades terroristas. Ese perdón no se ha dado, entre otras porque las Farc no han manifestado arrepentimiento alguno por el inmenso daño que le han ocasionado a tantos colombianos y al país.
Esta marcha pretende igualar o superar a la famosa marcha del 4 de febrero de 2008 contra las Farc. Ni las Farc ni los políticos se han podido reponer del éxito que fue aquella marcha, una organizada espontáneamente a través de las redes sociales. Sus organizadores no fueron grupos y grupúsculos con bandera política, ni políticos, ni funcionarios públicos. La indignación contra las atrocidades de las Farc había alcanzado un punto tal que produjo la mayor manifestación que se haya registrado en la historia reciente de Colombia.
Triste la comparación de esta manifestación con la que ahora pretende realizarse. La manifestación de 2008 le demostró a las Farc que se habían quedado sin apoyo popular. La actual manifestación pretende mostrar que los colombianos están eufóricos porque las Farc se sentaron en una mesa de negociaciones. Por solo eso. ¡Que insulto a la inteligencia de los colombianos!
El Tiempo pronostica que “podría ser la manifestación mas grande que se haya registrado hasta ahora en la capital”… “se espera que ese día se le de un contundente y multitudinarios respaldo a la paz”. Sin embargo, ¿a cuál paz? ¿A la paz en abstracto? ¿O al proceso de paz que está teniendo lugar en La Habana entre el gobierno de Santos y las Farc?
Hay que repetirlo una y mil veces. “La paz” no es lo mismo que el “proceso de paz”. Marchar por un concepto abstracto de paz no tiene objeto ni gracia. De hecho, los colombianos ya lo han hecho en el pasado y lo único que lograron fue perder su tiempo.
Por otro lado, marchar a favor de un proceso de paz que está a mitad de camino, cuyos resultados no se han dado, que no se sabe en qué va a parar ni qué se va a negociar, tampoco hace sentido alguno. Es darle una carta blanca al gobierno sin que haya hecho mayor cosa para hacerse merecedor de tal privilegio.
Mas grave aún, es mandarle una señal equivocada a las Farc: de que la ciudadanía finalmente les ha perdonado sus asesinatos, secuestros, extorsiones, narcotráfico, minería ilegal, siembra de minas quiebra patas, y vil utilización de menores en actividades terroristas. Ese perdón no se ha dado, entre otras porque las Farc no han manifestado arrepentimiento alguno por el inmenso daño que le han ocasionado a tantos colombianos y al país.
Esta marcha pretende igualar o superar a la famosa marcha del 4 de febrero de 2008 contra las Farc. Ni las Farc ni los políticos se han podido reponer del éxito que fue aquella marcha, una organizada espontáneamente a través de las redes sociales. Sus organizadores no fueron grupos y grupúsculos con bandera política, ni políticos, ni funcionarios públicos. La indignación contra las atrocidades de las Farc había alcanzado un punto tal que produjo la mayor manifestación que se haya registrado en la historia reciente de Colombia.
Triste la comparación de esta manifestación con la que ahora pretende realizarse. La manifestación de 2008 le demostró a las Farc que se habían quedado sin apoyo popular. La actual manifestación pretende mostrar que los colombianos están eufóricos porque las Farc se sentaron en una mesa de negociaciones. Por solo eso. ¡Que insulto a la inteligencia de los colombianos!