El Presidente que destruyó al país más rico en recursos naturales de América Latina continúa achacándole la culpa a terceros.
El caso es digno de reflexión. Chávez lleva 11 años gobernando pero nada de lo malo que ha sucedido en Venezuela durante ese lapso tiene que ver con él. O es culpa del imperio, o de los gobiernos anteriores, o de Colombia, o de los oligarcas, o del fenómeno El Niño, o de la Niña, la Pinta y la Santamaría (las barcazas que transportaron al descubridor Cristóbal Colón).
Si Chávez no ha tenido nada que ver con lo malo que pasado en Venezuela en sus 11 años de gobierno, y que es mucho, entonces, ¿qué clase de gobernante ha sido? Se supone que una de las mayores responsabilidades de un gobernante, quizás la principal, es la de solucionar problemas e impedir que al país que gobierna lo golpeen males de todo tipo.
En Venezuela después de 11 años de su gobierno, la inseguridad peor que nunca, sin energía eléctrica y sin agua, la mitad de las empresas productivas del país cerradas, las industrias estatales en ruinas, la moneda super devaluada, la inflación por las nubes, la producción agropecuaria arrasada, la banca saqueada por sus amigos, la salud en progresivo deterioro, la educación en caos, la justicia parcializada, la libertad de prensa amenazada, la infraestructura vial y portuaria en descomposición y así, la lista podría alargarse interminablemente. Pero nada de esto tiene que ver con Chávez, según lo trae a colación insistentemente el mismo Chávez.
Ahora bien, lo interesante del caso es que Chávez es el gobernante de Venezuela que más tiempo ha gobernado, el que más poder político ha centralizado en sus manos, y el que con más recursos ha contado. Se estima que ha administrado cerca de US$1.000.000 millones (un millón de millones de dólares). O sea que tiempo, poder y recursos si ha tenido.
Sin embargo, en lo malo no ha participado. ¿Y en lo bueno? Pareciera que tampoco, puesto que de ello no queda vestigio alguno.
Interesante el caso de Chávez ciertamente. Ha estado ahí gobernando durante 11 años, pero su gobierno no ha sido gobierno porque no ha incidido para nada ni en lo malo ni en lo bueno. De pronto se trata de un tipo de gobierno nunca antes visto en la historia de la humanidad. Un gobierno cuyos actos de gobierno tienen la característica de no alterar el rumbo de los acontecimientos, un rumbo que curiosamente siempre se voltea hacia lo negativo.
Si Chávez no ha tenido nada que ver con lo malo que pasado en Venezuela en sus 11 años de gobierno, y que es mucho, entonces, ¿qué clase de gobernante ha sido? Se supone que una de las mayores responsabilidades de un gobernante, quizás la principal, es la de solucionar problemas e impedir que al país que gobierna lo golpeen males de todo tipo.
En Venezuela después de 11 años de su gobierno, la inseguridad peor que nunca, sin energía eléctrica y sin agua, la mitad de las empresas productivas del país cerradas, las industrias estatales en ruinas, la moneda super devaluada, la inflación por las nubes, la producción agropecuaria arrasada, la banca saqueada por sus amigos, la salud en progresivo deterioro, la educación en caos, la justicia parcializada, la libertad de prensa amenazada, la infraestructura vial y portuaria en descomposición y así, la lista podría alargarse interminablemente. Pero nada de esto tiene que ver con Chávez, según lo trae a colación insistentemente el mismo Chávez.
Ahora bien, lo interesante del caso es que Chávez es el gobernante de Venezuela que más tiempo ha gobernado, el que más poder político ha centralizado en sus manos, y el que con más recursos ha contado. Se estima que ha administrado cerca de US$1.000.000 millones (un millón de millones de dólares). O sea que tiempo, poder y recursos si ha tenido.
Sin embargo, en lo malo no ha participado. ¿Y en lo bueno? Pareciera que tampoco, puesto que de ello no queda vestigio alguno.
Interesante el caso de Chávez ciertamente. Ha estado ahí gobernando durante 11 años, pero su gobierno no ha sido gobierno porque no ha incidido para nada ni en lo malo ni en lo bueno. De pronto se trata de un tipo de gobierno nunca antes visto en la historia de la humanidad. Un gobierno cuyos actos de gobierno tienen la característica de no alterar el rumbo de los acontecimientos, un rumbo que curiosamente siempre se voltea hacia lo negativo.
Para los malos entendedores hay una descripción más sencilla: se trata simplemente de un gobierno dirigido por un cobarde; por un escuálido temeroso de responsabilizarse de los resultados de su gestión.