Su propuesta 9-9-9, su carisma, su trayectoria como exitoso hombre de negocios empezando de la nada, su sentido práctico para proponer soluciones, lo convierten en un formidable candidato.
No posee ni el dinero ni la organización de otros candidatos republicanos para la nominación de su partido para las elecciones presidenciales de noviembre de 2012, tal como en el caso de Mitt Romney y Rick Perry. Sin embargo, su mensaje le llega a la gente con claridad. Ha conquistado los corazones del electorado perteneciente al Tea Party, y cada vez más el resto del electorado de tendencia centro derecha o independiente. La mayoría de la gente en Estados Unidos está aburrida de los políticos tradicionales y Cain representa una figura fresca, no contaminada, con una demostrada capacidad de liderazgo.
Su propuesta reemplazar el régimen tributario actual con toda su maraña de impuestos y exenciones por un impuesto a las personas jurídicas de 9%, otro a las personas naturales de 9% y uno a las ventas de 9%, ha tenido una muy buena acogida en la base. No así entre sus rivales republicanos, entre los medios de comunicación tradicionales y entre los “expertos” sabelotodo.
En realidad, no solamente en Estados Unidos, pero en el resto del planeta, los sistemas tributarios se han convertido en una entelequia sin pies ni cabeza. Según Cain, su propuesta 9-9-9 cumple con los siguientes principios: simplicidad, transparencia, eficiencia y equidad. Le agrega uno quinto y es el de que los ingresos iniciales del nuevo sistema sean los mismos que los que proporciona el anterior sistema.
Con la propuesta de Cain la gente por fin sabría a qué atenerse en relación con sus impuestos. No existiría tributación escondida o no anticipada. No se requeriría de infinidad de contadores y abogados, ni gastar valioso tiempo en elaborar las declaraciones. La transparencia del nuevo sistema le permitiría a la gente evaluar cualquier propuesta de modificación, y no como ahora que nadie entiende lo que sucede cada vez que los políticos introducen una reforma al actual régimen. Todos los contribuyentes recibirían un mismo tratamiento, aplicando así un principio visible y entendible de equidad y no uno etéreo que depende de la arbitrariedad y capricho de los gobernantes de turno.
El de Cain sería un régimen tributario altamente competitivo a nivel planetario. Su impacto sobre el crecimiento económico de Estados Unidos sería tal, que los recaudos tributarios eventualmente subirían gracias al mayor empleo y actividad que se generaría en distintas zonas del país. A más largo plazo, induciría a los demás países a seguir un camino similar, lo que beneficiaría a cientos de millones de expoliados contribuyentes a lo largo y ancho del planeta.
Su propuesta reemplazar el régimen tributario actual con toda su maraña de impuestos y exenciones por un impuesto a las personas jurídicas de 9%, otro a las personas naturales de 9% y uno a las ventas de 9%, ha tenido una muy buena acogida en la base. No así entre sus rivales republicanos, entre los medios de comunicación tradicionales y entre los “expertos” sabelotodo.
En realidad, no solamente en Estados Unidos, pero en el resto del planeta, los sistemas tributarios se han convertido en una entelequia sin pies ni cabeza. Según Cain, su propuesta 9-9-9 cumple con los siguientes principios: simplicidad, transparencia, eficiencia y equidad. Le agrega uno quinto y es el de que los ingresos iniciales del nuevo sistema sean los mismos que los que proporciona el anterior sistema.
Con la propuesta de Cain la gente por fin sabría a qué atenerse en relación con sus impuestos. No existiría tributación escondida o no anticipada. No se requeriría de infinidad de contadores y abogados, ni gastar valioso tiempo en elaborar las declaraciones. La transparencia del nuevo sistema le permitiría a la gente evaluar cualquier propuesta de modificación, y no como ahora que nadie entiende lo que sucede cada vez que los políticos introducen una reforma al actual régimen. Todos los contribuyentes recibirían un mismo tratamiento, aplicando así un principio visible y entendible de equidad y no uno etéreo que depende de la arbitrariedad y capricho de los gobernantes de turno.
El de Cain sería un régimen tributario altamente competitivo a nivel planetario. Su impacto sobre el crecimiento económico de Estados Unidos sería tal, que los recaudos tributarios eventualmente subirían gracias al mayor empleo y actividad que se generaría en distintas zonas del país. A más largo plazo, induciría a los demás países a seguir un camino similar, lo que beneficiaría a cientos de millones de expoliados contribuyentes a lo largo y ancho del planeta.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).