Durante dos años consecutivos, el déficit fiscal del gobierno federal de Estados Unidos se sitúa entre 9% y 10% del PIB.
En junio de 2010 el déficit fue de US$68.400 millones. Fue el segundo junio con un déficit más alto desde que se lleva este registro (el mayor fue el del año pasado). Junio tiende a ser de superávit porque es un mes de recaudo de impuestos. Sólo en siete años, de los últimos 56 años, se ha contabilizado déficit en ese mes.
El año fiscal del gobierno federal de Estados Unidos termina en septiembre. Se proyecta para el actual año fiscal un déficit de US$1.3 trillones, equivalente a 9% del PIB. En el anterior año fiscal el déficit fue de US$1.4 trillones, o sea 9,8% del PIB.
Estos niveles de déficit son insostenibles por el aumento que ocasionan en la deuda pública, lo que a su vez lleva a un considerable incremento en los pagos de intereses y a mayores presiones fiscales en el futuro.
A pesar del estímulo fiscal que ha representado dos consecutivos déficit de estas magnitudes, la economía de Estados Unidos no da señales de una sólida recuperación. En el primer trimestre de 2010 el aumento del PIB fue de apenas 2,8% frente a igual período del año anterior, lo que los analistas consideran un lánguido rebote luego de una de las más intensas contracciones económicas de los últimos tiempos.
Con crecimientos del PIB entre 2% y 3% no se reducirá mayormente el desempleo, que actualmente es de 9,4%. La pequeña reducción reciente del desempleo se ha debido exclusivamente a que un mayor porcentaje de la población económicamente activa se ha retirado del mercado laboral (ha aumentado el número de trabajadores desalentados).
Dado que la administración de Barack Obama contempla aumentar impuestos, que está en proceso de imponer regulaciones adicionales sobre la actividad económica, y que no ha presentado un programa creíble de reducción del déficit fiscal, no existe la suficiente confianza por parte del sector privado como para comprometerse con inversiones y con la creación de nuevos puestos de trabajo.
El año fiscal del gobierno federal de Estados Unidos termina en septiembre. Se proyecta para el actual año fiscal un déficit de US$1.3 trillones, equivalente a 9% del PIB. En el anterior año fiscal el déficit fue de US$1.4 trillones, o sea 9,8% del PIB.
Estos niveles de déficit son insostenibles por el aumento que ocasionan en la deuda pública, lo que a su vez lleva a un considerable incremento en los pagos de intereses y a mayores presiones fiscales en el futuro.
A pesar del estímulo fiscal que ha representado dos consecutivos déficit de estas magnitudes, la economía de Estados Unidos no da señales de una sólida recuperación. En el primer trimestre de 2010 el aumento del PIB fue de apenas 2,8% frente a igual período del año anterior, lo que los analistas consideran un lánguido rebote luego de una de las más intensas contracciones económicas de los últimos tiempos.
Con crecimientos del PIB entre 2% y 3% no se reducirá mayormente el desempleo, que actualmente es de 9,4%. La pequeña reducción reciente del desempleo se ha debido exclusivamente a que un mayor porcentaje de la población económicamente activa se ha retirado del mercado laboral (ha aumentado el número de trabajadores desalentados).
Dado que la administración de Barack Obama contempla aumentar impuestos, que está en proceso de imponer regulaciones adicionales sobre la actividad económica, y que no ha presentado un programa creíble de reducción del déficit fiscal, no existe la suficiente confianza por parte del sector privado como para comprometerse con inversiones y con la creación de nuevos puestos de trabajo.