Lo llaman el “glaciergate” y tiene que ver con los absurdos pronósticos de Naciones Unidas en relación el derretimiento de los glaciares del Himalaya.
Hay dos imágenes que siempre traen a colación los medios de comunicación cuando tratan el tema del calentamiento global. En el Occidente es la aburrida pero enternecedora imagen de un oso polar navegando a la deriva en el mar encima de en un pedazo de hielo, lo último que le quedó luego de que el territorio donde vivía se descongelara.
En el Oriente es el derretimiento de los picos nevados del Himalaya. Muchos de los más importantes ríos de Asia nacen allí, por lo que el fin de los glaciares del Himalaya sería una verdadera catástrofe, no solamente para los amigos del alpinismo, sino para la provisión de agua dulce de buena parte de ese Continente.
El escándalo tiene que ver precisamente con lo que dice sobre los glaciares del Himalaya el informe de Naciones Unidas Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), el mismo que ha servido de sustento a las tesis de los alarmistas del cambio climático, y el mismo cuya mediciones de la temperatura del planeta han sido cuestionadas después del escándalo del Climategate de la University of East Anglia.
En el IPCC se pronostica que los glaciares del Himalaya se derretirán hacia el año 2035. Pues bien, se ha descubierto que esa aseveración no tiene sustento científico alguno, tal como se vio forzado a reconocerlo el presidente del IPCC Rajendra Pachauri, luego de que el ministro del Medio Ambiente de India Jairam Ramesh intervino a favor del famoso glaciólogo Vijay Raina, quien rebatió la proyección sobre el derretimiento del Himalaya.
Lo cierto es que el Himalaya no se está derritiendo y que sus glaciares se han conservado relativamente estables en las últimas décadas. Tampoco los osos polares están en peligro de extinción debido al calentamiento global. Según el científico especialista en osos polares Mitchell Taylor, que lleva estudiando el tema por 30 años en Canadá y en el Círculo Ártico, la población de estos animales se encuentra en un nivel relativamente óptimo y antes bien, ha ido en aumento en los últimos años.
Entonces, ¿en qué queda la histeria acerca del calentamiento global? Muchos alrededor del planeta repiten como loras que el fin del mundo está próximo debido a ese progresivo calentamiento. Algunos lo hacen por dinero: miles de millones de dólares se han canalizado hacía partidos políticos, industrias “verdes”, científicos y ONGs que se presentan como enemigos de la contaminación de CO2 que supuestamente está destruyendo al planeta. Otros, rebeldes sin causa, han logrado por fin encontrar una causa merecedora de su atención.
Pero desafortunadamente es irracional la postura de estos alarmistas. Siempre ha existido cambio climático. Por más que vociferen, está sin probar: 1) que actualmente la tendencia es hacia el calentamiento global; 2) que la trayectoria actual del clima, cualquiera que ella sea, es catastrófica; y 3) que las emisiones de CO2 ocasionan un cambio climático catastrófico.
El problema es que entre más se demuestra que no hay pruebas que respalden el alarmismo sobre el cambio climático, más fanáticos se vuelven quienes han hecho del tema su modus vivendi.
En el Oriente es el derretimiento de los picos nevados del Himalaya. Muchos de los más importantes ríos de Asia nacen allí, por lo que el fin de los glaciares del Himalaya sería una verdadera catástrofe, no solamente para los amigos del alpinismo, sino para la provisión de agua dulce de buena parte de ese Continente.
El escándalo tiene que ver precisamente con lo que dice sobre los glaciares del Himalaya el informe de Naciones Unidas Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC), el mismo que ha servido de sustento a las tesis de los alarmistas del cambio climático, y el mismo cuya mediciones de la temperatura del planeta han sido cuestionadas después del escándalo del Climategate de la University of East Anglia.
En el IPCC se pronostica que los glaciares del Himalaya se derretirán hacia el año 2035. Pues bien, se ha descubierto que esa aseveración no tiene sustento científico alguno, tal como se vio forzado a reconocerlo el presidente del IPCC Rajendra Pachauri, luego de que el ministro del Medio Ambiente de India Jairam Ramesh intervino a favor del famoso glaciólogo Vijay Raina, quien rebatió la proyección sobre el derretimiento del Himalaya.
Lo cierto es que el Himalaya no se está derritiendo y que sus glaciares se han conservado relativamente estables en las últimas décadas. Tampoco los osos polares están en peligro de extinción debido al calentamiento global. Según el científico especialista en osos polares Mitchell Taylor, que lleva estudiando el tema por 30 años en Canadá y en el Círculo Ártico, la población de estos animales se encuentra en un nivel relativamente óptimo y antes bien, ha ido en aumento en los últimos años.
Entonces, ¿en qué queda la histeria acerca del calentamiento global? Muchos alrededor del planeta repiten como loras que el fin del mundo está próximo debido a ese progresivo calentamiento. Algunos lo hacen por dinero: miles de millones de dólares se han canalizado hacía partidos políticos, industrias “verdes”, científicos y ONGs que se presentan como enemigos de la contaminación de CO2 que supuestamente está destruyendo al planeta. Otros, rebeldes sin causa, han logrado por fin encontrar una causa merecedora de su atención.
Pero desafortunadamente es irracional la postura de estos alarmistas. Siempre ha existido cambio climático. Por más que vociferen, está sin probar: 1) que actualmente la tendencia es hacia el calentamiento global; 2) que la trayectoria actual del clima, cualquiera que ella sea, es catastrófica; y 3) que las emisiones de CO2 ocasionan un cambio climático catastrófico.
El problema es que entre más se demuestra que no hay pruebas que respalden el alarmismo sobre el cambio climático, más fanáticos se vuelven quienes han hecho del tema su modus vivendi.