El gobierno de Barack Obama está empeñado en llegar a las elecciones de 2012 sin realizar el ajuste fiscal que urgentemente necesita el país.
Ahora todos los ojos están puestos en la crisis económica de Europa. Pero la de Estados Unidos es realmente preocupante. Después de trillones de dólares de estímulos monetarios y fiscales, la economía de ese país a duras penas está creciendo a una tasa anualizada si acaso superior a 1,5% (algunos dicen que menos puesto que la inflación es más alta de la que indican las cifras oficiales).
Pero para mantener a una economía zombi se ha requerido infusiones masivas de dólares sacados de donde no existen. Una de las consecuencias ha sido un déficit del gobierno federal superior a 10% del PIB anualmente desde 2009. Cualquier gobierno de país emergente que hubiera incurrido en déficit fiscales de esta magnitud durante tres años consecutivos estaría insolvente. Pero no Estados Unidos porque allá los políticos con Obama a la cabeza, y buena parte de la población, creen que son unos privilegiados a los que no les aplica las leyes económicas más elementales.
Se pensaría que después de tres años de déficit fiscales anuales superiores a 10% del PIB el gobierno estaría tomando medidas para recortarlo. Pero es lo opuesto. Obama sigue resuelto a gastar más y más, por lo menos hasta las elecciones presidenciales de finales de 2012. Aparentemente considera que con esos déficit mantendrá a la economía sobreaguando hasta esa fecha, con la esperanza de ser reelecto.
Sin embargo, entre más postergue Estados Unidos el ajuste fiscal que ya urgentemente necesita, más difícil y traumática será la corrección más adelante. En estos casos, ganar tiempo en el presente es perderlo con creces en el futuro. La deuda del gobierno federal se acerca a 70% del PIB y al paso galopante que lleva en poco tiempo se situará en niveles similares a los de los gobiernos más endeudados de Europa (si se mantiene la reforma a la salud de Obama, ello sucederá más temprano que tarde).
Como sea, cuando empiece de verdad el ajuste fiscal será inevitable un retroceso de la economía norteamericana durante dos o tres años. De pronto podría ser menos si simultáneamente se liberan las fuerzas productivas del país introduciendo un régimen tributario menos complicado y hostil que el actual, desmontando la telaraña de regulaciones que restringen la actividad productiva en diversos sectores incluido el energético, y retrayendo al gobierno federal a sus funciones básicas dentro del marco de una estricta política de disciplina fiscal que devuelva la confianza de los inversionistas.
La economía de Estados Unidos es todavía más vibrante que la europea. No tiene las rigideces laborales ni la pesadez estatal que asfixió a los países del otro lado del Atlántico. Pero Obama, a la undécima hora, le dio por introducir en su país el modelo político social demócrata que fracasó allá. Y a pesar de la evidencia, se ha obstinado en mantener este inviable rumbo que amenaza con hundir en aguas profundas a la más grande economía del planeta.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
Pero para mantener a una economía zombi se ha requerido infusiones masivas de dólares sacados de donde no existen. Una de las consecuencias ha sido un déficit del gobierno federal superior a 10% del PIB anualmente desde 2009. Cualquier gobierno de país emergente que hubiera incurrido en déficit fiscales de esta magnitud durante tres años consecutivos estaría insolvente. Pero no Estados Unidos porque allá los políticos con Obama a la cabeza, y buena parte de la población, creen que son unos privilegiados a los que no les aplica las leyes económicas más elementales.
Se pensaría que después de tres años de déficit fiscales anuales superiores a 10% del PIB el gobierno estaría tomando medidas para recortarlo. Pero es lo opuesto. Obama sigue resuelto a gastar más y más, por lo menos hasta las elecciones presidenciales de finales de 2012. Aparentemente considera que con esos déficit mantendrá a la economía sobreaguando hasta esa fecha, con la esperanza de ser reelecto.
Sin embargo, entre más postergue Estados Unidos el ajuste fiscal que ya urgentemente necesita, más difícil y traumática será la corrección más adelante. En estos casos, ganar tiempo en el presente es perderlo con creces en el futuro. La deuda del gobierno federal se acerca a 70% del PIB y al paso galopante que lleva en poco tiempo se situará en niveles similares a los de los gobiernos más endeudados de Europa (si se mantiene la reforma a la salud de Obama, ello sucederá más temprano que tarde).
Como sea, cuando empiece de verdad el ajuste fiscal será inevitable un retroceso de la economía norteamericana durante dos o tres años. De pronto podría ser menos si simultáneamente se liberan las fuerzas productivas del país introduciendo un régimen tributario menos complicado y hostil que el actual, desmontando la telaraña de regulaciones que restringen la actividad productiva en diversos sectores incluido el energético, y retrayendo al gobierno federal a sus funciones básicas dentro del marco de una estricta política de disciplina fiscal que devuelva la confianza de los inversionistas.
La economía de Estados Unidos es todavía más vibrante que la europea. No tiene las rigideces laborales ni la pesadez estatal que asfixió a los países del otro lado del Atlántico. Pero Obama, a la undécima hora, le dio por introducir en su país el modelo político social demócrata que fracasó allá. Y a pesar de la evidencia, se ha obstinado en mantener este inviable rumbo que amenaza con hundir en aguas profundas a la más grande economía del planeta.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).