Una serie de factores han coincidido para ocasionar un significativo aumento de los precios internacionales de cereales y de otros productos agropecuarios.
El inicio de la explosión en los precios agropecuarios fue una de las peores sequías en décadas en Rusia y la región del Mar Negro, que perjudicó significativamente las cosechas del invierno y verano y obligó a ese país a prohibir sus exportaciones de cereales. A lo anterior se agregan lluvias tardías en Canadá, y problemas ocasionados por el fenómeno climatológico La Niña en Asia y América Latina.
Según el columnista del Daily Telegraph Ambrose Evans-Pritchard, a estas causas coyunturales se agregan otras de carácter estructural para explica la escasez global de alimentos: el aumento de la población mundial de 73 millones de estómagos anuales; el agotamiento de la llamada “Revolución Verde” en lo relacionado con los aumentos en los rendimientos de las cosechas; crecimiento en el ingreso per cápita de China, India y otros países con cambios en la dieta y mayor consumo de granos por cada kilo producido de carne; la política del gobierno de Estados Unidos de desviar una tercera parte de la cosecha de maíz para la producción de combustible etanol para vehículos automotores.
A estas causas que menciona Evans-Pritchard habría que añadir las políticas de subsidios a sus sectores agropecuarios que durante décadas han implementado los gobiernos de la Comunidad Europea y Estados Unidos, y que han golpeado duramente a los sectores agropecuarios de países emergentes. Además, muchos gobiernos de estos últimos países han adoptado políticas hostiles a la producción agropecuaria, incluidos controles de precios y onerosos impuestos a las exportaciones.
El hecho cierto es que los faltantes en la producción global se han reflejado en todos los índices de precios. Por ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO siglas en inglés) indicó que en 2010 su índice de precios de alimentos superó el récord histórico de 2008. Por otro lado, durante el año pasado el índice de precios de cereales aumentó 39% y el de aceites y grasas comestibles en 55%.
Al tiempo que los precios internacionales de los alimentos se han disparado, el impacto sobre la inflación se ha hecho sentir en todo el mundo, y muy especialmente en países deficitarios como son los del África del Norte. Varios de estos países han comprado alimentos recientemente para incrementar sus inventarios. Es así como a comienzos de 2011 Algeria compró 800.000 toneladas de trigo, Indonesia 800.000 toneladas de arroz y se comenta que Arabia Saudita, Libia y Bangladesh están en el mismo plan de asegurar provisiones adicionales.
Tal como siempre ha sido el caso, la oferta mundial reaccionará ante el estímulo implícito en estos altos precios, los que finalmente tenderán a estabilizarse hacia finales de 2011. Sin embargo, muchos analistas consideran que la creciente demanda de alimentos en países como China e India se traducirán durante los próximos años en una mayor firmeza de los precios internacionales de distintos alimentos.
Según el columnista del Daily Telegraph Ambrose Evans-Pritchard, a estas causas coyunturales se agregan otras de carácter estructural para explica la escasez global de alimentos: el aumento de la población mundial de 73 millones de estómagos anuales; el agotamiento de la llamada “Revolución Verde” en lo relacionado con los aumentos en los rendimientos de las cosechas; crecimiento en el ingreso per cápita de China, India y otros países con cambios en la dieta y mayor consumo de granos por cada kilo producido de carne; la política del gobierno de Estados Unidos de desviar una tercera parte de la cosecha de maíz para la producción de combustible etanol para vehículos automotores.
A estas causas que menciona Evans-Pritchard habría que añadir las políticas de subsidios a sus sectores agropecuarios que durante décadas han implementado los gobiernos de la Comunidad Europea y Estados Unidos, y que han golpeado duramente a los sectores agropecuarios de países emergentes. Además, muchos gobiernos de estos últimos países han adoptado políticas hostiles a la producción agropecuaria, incluidos controles de precios y onerosos impuestos a las exportaciones.
El hecho cierto es que los faltantes en la producción global se han reflejado en todos los índices de precios. Por ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO siglas en inglés) indicó que en 2010 su índice de precios de alimentos superó el récord histórico de 2008. Por otro lado, durante el año pasado el índice de precios de cereales aumentó 39% y el de aceites y grasas comestibles en 55%.
Al tiempo que los precios internacionales de los alimentos se han disparado, el impacto sobre la inflación se ha hecho sentir en todo el mundo, y muy especialmente en países deficitarios como son los del África del Norte. Varios de estos países han comprado alimentos recientemente para incrementar sus inventarios. Es así como a comienzos de 2011 Algeria compró 800.000 toneladas de trigo, Indonesia 800.000 toneladas de arroz y se comenta que Arabia Saudita, Libia y Bangladesh están en el mismo plan de asegurar provisiones adicionales.
Tal como siempre ha sido el caso, la oferta mundial reaccionará ante el estímulo implícito en estos altos precios, los que finalmente tenderán a estabilizarse hacia finales de 2011. Sin embargo, muchos analistas consideran que la creciente demanda de alimentos en países como China e India se traducirán durante los próximos años en una mayor firmeza de los precios internacionales de distintos alimentos.