Investigaciones sobre la medición de temperaturas en distintas estaciones meteorológicas del planeta indican que la información ha sido manipulada para mostrar aumentos que no existieron.
Así lo indica el columnista Christopher Booker del Daily Telegraph, quien hace referencia a los hallazgos del experto Paul Homewood (“The fiddling with temperature data is the biggest science scandal ever”, febrero 7 de 2015). Homewood chequeó los gráficos publicados provenientes de tres estaciones meteorológicas en Paraguay y los comparó con las temperaturas que originalmente allí se registraron. En cada una de las instancias, las tendencias de 60 años de información fueron reversadas: tendencias al enfriamiento fueron alteradas para mostrar tendencias al calentamiento.
Según Booker, esto último es apenas uno de múltiples casos a lo largo y ancho del planeta en donde se han presentado este tipo de manipulaciones. Después de sus pesquisas en Paraguay, Homewood hizo el mismo chequeo en otras estaciones meteorológicas de Suramérica. Y en todos los casos encontró los mismos “ajustes” a favor de la tesis del calentamiento global.
Estas manipulaciones fueron hechas primero por el Global Historical Climate Network (GHCN) del gobierno de Estados Unidos y luego fueron amplificadas por el Goddard Institute for Space Studies (GISS) y por el National Climate Data Center (NCDC). La información que expiden estas instituciones es la que utilizan científicos y políticos para validar sus creencias acerca del calentamiento global.
Homewood ahora último volcó su atención sobre estaciones meteorológicas en el Ártico. Concretamente las situadas entre Canadá (51 grados oeste) y el corazón de Siberia (87 grados este). Y de nuevo encontró manipulaciones dirigidas a mostrar un calentamiento de por lo menos 1 grado centígrado mas en relación con los registro originales.
Booker señala que uno de los sorprendidos con todo este tema de las manipulaciones es Traust Jonsson, director por muchos años de la oficina climatológica de Islandia. Para su sorpresa, Jonsson se percató que publicaciones recientes sobre mediciones de la temperatura del planeta “desaparecieron” la ola de frío extrema que azotó a su país en los años setenta.
El interés reciente de Homewood en el Ártico se origina en el tema de la supuesta desaparición de la capa de hielo, que ha sido utilizada para asustar a la opinión pública a través de artículos en los medios de comunicación y declaraciones de los políticos. Seleccionó esa parte del Ártico (entre Canadá y Siberia) porque es la afectada por cambios cíclicos en las corrientes marítimas del Océano Atlántico.
Estos cambios cíclicos sitúan el último pico de calentamiento ocasionado por estas corrientes hace 75 años, cuando los hielos árticos se retrajeron mas que en la actualidad. Los deshielos que se han observado en algunos años recientes encuadran perfectamente dentro de los patrones determinados por tales ciclos.
Todo lo anterior pone en evidencia la ligereza del tratamiento del tema en distintos círculos científicos, políticos y faranduleros. Para Booker, la manipulación de los registros oficiales de temperaturas es el elefante en la casa de lo que se ha convertido en el susto colectivo mas costoso que haya conocido el planeta.
Según Booker, esto último es apenas uno de múltiples casos a lo largo y ancho del planeta en donde se han presentado este tipo de manipulaciones. Después de sus pesquisas en Paraguay, Homewood hizo el mismo chequeo en otras estaciones meteorológicas de Suramérica. Y en todos los casos encontró los mismos “ajustes” a favor de la tesis del calentamiento global.
Estas manipulaciones fueron hechas primero por el Global Historical Climate Network (GHCN) del gobierno de Estados Unidos y luego fueron amplificadas por el Goddard Institute for Space Studies (GISS) y por el National Climate Data Center (NCDC). La información que expiden estas instituciones es la que utilizan científicos y políticos para validar sus creencias acerca del calentamiento global.
Homewood ahora último volcó su atención sobre estaciones meteorológicas en el Ártico. Concretamente las situadas entre Canadá (51 grados oeste) y el corazón de Siberia (87 grados este). Y de nuevo encontró manipulaciones dirigidas a mostrar un calentamiento de por lo menos 1 grado centígrado mas en relación con los registro originales.
Booker señala que uno de los sorprendidos con todo este tema de las manipulaciones es Traust Jonsson, director por muchos años de la oficina climatológica de Islandia. Para su sorpresa, Jonsson se percató que publicaciones recientes sobre mediciones de la temperatura del planeta “desaparecieron” la ola de frío extrema que azotó a su país en los años setenta.
El interés reciente de Homewood en el Ártico se origina en el tema de la supuesta desaparición de la capa de hielo, que ha sido utilizada para asustar a la opinión pública a través de artículos en los medios de comunicación y declaraciones de los políticos. Seleccionó esa parte del Ártico (entre Canadá y Siberia) porque es la afectada por cambios cíclicos en las corrientes marítimas del Océano Atlántico.
Estos cambios cíclicos sitúan el último pico de calentamiento ocasionado por estas corrientes hace 75 años, cuando los hielos árticos se retrajeron mas que en la actualidad. Los deshielos que se han observado en algunos años recientes encuadran perfectamente dentro de los patrones determinados por tales ciclos.
Todo lo anterior pone en evidencia la ligereza del tratamiento del tema en distintos círculos científicos, políticos y faranduleros. Para Booker, la manipulación de los registros oficiales de temperaturas es el elefante en la casa de lo que se ha convertido en el susto colectivo mas costoso que haya conocido el planeta.