Su principal mensaje electoral fue que “la austeridad no es inevitable”. En un país sobre endeudado y con déficit en todas sus cuentas esta tesis es hueca.

 

Los políticos franceses, tanto de izquierda como de derecha, no han tenido la entereza de preparar a su población para los difíciles tiempos que se avecinan. Hasta ahora la han tenido muy fácil: se han prodigado en dádivas, en cuantía muy superior a los recursos disponibles. Pero después de décadas de gasto financiado con deuda, Francia se quedó sin margen alguno de maniobra.

Desde el segundo semestre de 2011 la Bolsa de Paris ha perdido mas de un 20% frente a la Bolsa de Fráncfort. Así mismo, el spread entre los bonos alemanes y franceses se ha incrementado. Para nadie es un secreto que los principales bancos franceses están casi todos al borde de un colapso. Su exposición en Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España es superior a US$700.000 millones. El déficit fiscal se mantiene por encima de 5% del PIB. El omnipotente estado francés se apropia del 55% del PIB. La deuda pública se aproxima a 120% del PIB y la deuda total (pública más privada) es cercana a 350% del PIB.

El régimen laboral francés continúa siendo uno de los más rígidos e inflexibles del mundo. Se calcula que la productividad de la mano de obra francesa está por lo menos un 25% por debajo de la alemana. La participación de Francia en las exportaciones de la Unión Europea cayó en la última década de 17% a 13%. De un superávit en la cuenta corriente de la balanza de pagos de 3% del PIB a comienzos de la década pasada se ha pasado actualmente a un déficit superior a 2% del PIB.

Ante una situación que es resultado de décadas de gastar muy por encima de lo que se tiene, el consentido y malcriado electorado francés se inclinó por un candidato que promete mas gasto y mas impuestos. Un candidato que, en últimas, lo que pretende es profundizar el modelo que condujo a Francia a su problemática situación económica actual.

Los franceses votaron contra las matemáticas. Con Hollande a la cabeza y cantando destempladamente La Marsellesa se rebelaron contra el sentido común que les dice que ya no es posible seguir exprimiendo una economía que no es especialmente productiva y que lleva a sus espaldas el peso de una deuda equivalente a mas de tres veces su producido anual.  

Pero eso no desvela a muchos franceses. Incluso tienen la pretensión de ser modelo para el mundo. Hollande declaró que “en todas las capitales del planeta hay mucha gente que gracias a nosotros tienen ahora la esperanza de asestarle un golpe a la austeridad.”

Mejor harían Hollande y los franceses en pensar en sí mismos y no en el resto del mundo. No son ejemplo para nadie. Como están las cosas, Francia entrará en una recesión en el segundo semestre de 2012 y los mercados tendrán un mínimo de tolerancia ante políticas económicas que ahondarán sus gigantescos desequilibrios económicos.

Sin duda, no durará mucho la luna de miel de Hollande. Francia con Nicolas Sarkozy apenas si inició la austeridad que ese país requiere. Pero sin tomarse aun la medicina los electores votaron en contra de ella. Esta negación de la realidad, esta rebelión contra la realidad, solo los conducirá a un hueco mas profundo del cual tardarán años en salir. No por elegir a un político que les dice lo que quieren escuchar y no lo que necesitan hacer saldrán del despelote en el que se encuentran.

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