Bernard Arnault, el mas rico de Europa y dueño de Louis Vuitton y Christian Dior, solicitó la nacionalidad belga. Eso despertó una gran polémica.
Como se sabe, Francia está orgullosa de ser una potencia en la industria de la moda de lujo. De manera que el anuncio de Arnault produjo un shock entre los franceses. Aunque el personaje ha negado que la decisión de buscar una nueva nacionalidad sea por razones tributarias, es evidente hasta para los ciegos que se trata de evadir la absurda tasa impositiva de 75% que recién impuso el gobierno socialista de Francois Hollande sobre las grandes riquezas.
Como belga Arnault pagaría 50%. Pero mas interesante aun, podría aprovechar ventajas tributarias que los ciudadanos belgas tienen en Mónaco, a las que se haría acreedor si renuncia a la nacionalidad francesa.
Como sea, lo cierto es que el caso Arnault ha despertado toda clase de sentimientos patrioteros en Francia. ¿Cómo es que este importante empresario abandona el barco cuando el país está en tan angustiosa situación económica? Pero este patrioterismo se cae de su propio peso. A cualquiera que le expolien su riqueza, como lo pretende hacer el gobierno francés, está en todo su derecho de defenderse trasladándose a otro lugar.
Al final de cuentas, no se trata de una guerra, ni de una gran calamidad natural lo que afecta a Francia. Es una mala situación económica producida por la irresponsabilidad de una voraz clase política, experta no solo en apropiarse de un buen porcentaje de la riqueza ajena sino además en gastar mucho mas allá de lo que se apropia. Gasta no solamente lo mucho que expolia sino que se ha dedicado a expoliar riqueza futura que todavía no se ha producido.
No de otra forma se explica como la deuda del gobierno central de Francia ha alcanzado un casi explosivo 90% del PIB, a pesar de tener desde mucho antes de Hollande una de las tributaciones mas altas del mundo. El país no ha podido reducir déficit fiscales anuales consistentemente superiores a 5% del PIB. Su sector público ya representa mas del 50% del PIB y lo único que se le ocurre a sus políticos es la de tragarse una porción adicional del cake.
El gobierno francés, con el peso de su gran obesidad está aplastando a los creadores y generadores de riqueza. Y el mensaje que ahora transmite es que su obesidad no es el problema sino que el quid del asunto radica en que no exprime suficientemente a quienes lo sostienen. Por lo visto, Arnault resolvió escapar a esta pesadilla.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).
Como belga Arnault pagaría 50%. Pero mas interesante aun, podría aprovechar ventajas tributarias que los ciudadanos belgas tienen en Mónaco, a las que se haría acreedor si renuncia a la nacionalidad francesa.
Como sea, lo cierto es que el caso Arnault ha despertado toda clase de sentimientos patrioteros en Francia. ¿Cómo es que este importante empresario abandona el barco cuando el país está en tan angustiosa situación económica? Pero este patrioterismo se cae de su propio peso. A cualquiera que le expolien su riqueza, como lo pretende hacer el gobierno francés, está en todo su derecho de defenderse trasladándose a otro lugar.
Al final de cuentas, no se trata de una guerra, ni de una gran calamidad natural lo que afecta a Francia. Es una mala situación económica producida por la irresponsabilidad de una voraz clase política, experta no solo en apropiarse de un buen porcentaje de la riqueza ajena sino además en gastar mucho mas allá de lo que se apropia. Gasta no solamente lo mucho que expolia sino que se ha dedicado a expoliar riqueza futura que todavía no se ha producido.
No de otra forma se explica como la deuda del gobierno central de Francia ha alcanzado un casi explosivo 90% del PIB, a pesar de tener desde mucho antes de Hollande una de las tributaciones mas altas del mundo. El país no ha podido reducir déficit fiscales anuales consistentemente superiores a 5% del PIB. Su sector público ya representa mas del 50% del PIB y lo único que se le ocurre a sus políticos es la de tragarse una porción adicional del cake.
El gobierno francés, con el peso de su gran obesidad está aplastando a los creadores y generadores de riqueza. Y el mensaje que ahora transmite es que su obesidad no es el problema sino que el quid del asunto radica en que no exprime suficientemente a quienes lo sostienen. Por lo visto, Arnault resolvió escapar a esta pesadilla.
(Advertencia: lanota.com sólo utiliza este nombre. No tiene relación alguna con portales o empresas que emplean la palabra lanota en otras combinaciones de nombres).