En noviembre de 2009, el fenómeno climático de El Niño se hizo sentir en pleno. Se extenderá hasta abril o mayo.
Hasta ahora se trata de un El Niño moderado. Un síntoma es la disminución de lluvias durante el mes invernal de noviembre. Según XM Compañía de Expertos en Mercados, durante ese mes los aportes hídricos a los embalses se han reducido en 26,4%, lo cual es un signo inequívoco de la presencia de este fenómeno natural.
De acuerdo con registros históricos, con un El Niño moderado durante el mes invernal de noviembre la disminución de lluvias en la región del Caribe colombiano es entre 30% y 50%, y en la zona Andina (donde están los embalses) es entre 20% y 30%. A su vez, el verano, que se inicia en diciembre y se extiende hasta marzo, es más intenso que en condiciones normales, con disminuciones de las lluvias, menor humedad en la atmósfera y en los suelos, y con un mayor número de horas de sol y altas temperaturas (y un aumento del deshielo en los picos nevados).
De manera que, de ahora en adelante, en la antesala de un intenso verano que incluso podría extenderse durante abril de 2010, el manejo del nivel de los embalses se torna crítico. A noviembre 25 de 2009 estos embalses se encontraban en 69,5%, o sea por encima del nivel crítico de 60%. Pero ese porcentaje cercano a 70% podría ser insuficiente para evitar racionamientos de energía eléctrica si el verano llegare a ser más intenso que lo anticipado con un El Niño moderado, o si se altera sustancialmente la temporada invernal de abril y mayo.
Así mismo, los agricultores y ganaderos tienen que tener en cuenta que se avecina un fuerte verano. Están avisados desde hace meses que esto se venía, o sea que nada sacan con quejarse del clima adverso, ni con achacarle el problema al calentamiento global. El Niño es muy predecible en su impacto y ha venido presentándose de manera regular durante miles de años (entre cada 3 a 5 años).
De acuerdo con registros históricos, con un El Niño moderado durante el mes invernal de noviembre la disminución de lluvias en la región del Caribe colombiano es entre 30% y 50%, y en la zona Andina (donde están los embalses) es entre 20% y 30%. A su vez, el verano, que se inicia en diciembre y se extiende hasta marzo, es más intenso que en condiciones normales, con disminuciones de las lluvias, menor humedad en la atmósfera y en los suelos, y con un mayor número de horas de sol y altas temperaturas (y un aumento del deshielo en los picos nevados).
De manera que, de ahora en adelante, en la antesala de un intenso verano que incluso podría extenderse durante abril de 2010, el manejo del nivel de los embalses se torna crítico. A noviembre 25 de 2009 estos embalses se encontraban en 69,5%, o sea por encima del nivel crítico de 60%. Pero ese porcentaje cercano a 70% podría ser insuficiente para evitar racionamientos de energía eléctrica si el verano llegare a ser más intenso que lo anticipado con un El Niño moderado, o si se altera sustancialmente la temporada invernal de abril y mayo.
Así mismo, los agricultores y ganaderos tienen que tener en cuenta que se avecina un fuerte verano. Están avisados desde hace meses que esto se venía, o sea que nada sacan con quejarse del clima adverso, ni con achacarle el problema al calentamiento global. El Niño es muy predecible en su impacto y ha venido presentándose de manera regular durante miles de años (entre cada 3 a 5 años).