El titular del diario El Tiempo no puede ser más absurdo: “Empresas dicen que no habrá más despidos” (12 de febrero).
Primero que todo el origen del titular no eran las empresas sino los gremios. Aparentemente el Consejo Gremial Nacional de Colombia salió a decir que, bajo la actual coyuntura económica de desaceleración, sus afiliados sólo contemplarán como última instancia la reducción en sus nóminas. Estos comentarios fueron hechos en una reunión con el ministro de Hacienda Oscar Iván Zuluaga y el gerente del Banco de la República José Darío Uribe.
¿A nombre de cuáles afiliados hablan estos gremios? Ellos no manejan las empresas. Sus directivos son funcionarios a los que no les duele el bolsillo. No son responsables de cómo se administran las empresas. Están ahí para prestarle algunos servicios a sus afiliados y para hacer lobby frente al gobierno, básicamente.
Estos equívocos llevan a la gente del común a malinterpretar el funcionamiento de la economía. La impresión que deja esta historia es que el empleo en el país depende de lo que digan unos funcionarios gremiales y del gobierno.
¿A nombre de cuáles afiliados hablan estos gremios? Ellos no manejan las empresas. Sus directivos son funcionarios a los que no les duele el bolsillo. No son responsables de cómo se administran las empresas. Están ahí para prestarle algunos servicios a sus afiliados y para hacer lobby frente al gobierno, básicamente.
Estos equívocos llevan a la gente del común a malinterpretar el funcionamiento de la economía. La impresión que deja esta historia es que el empleo en el país depende de lo que digan unos funcionarios gremiales y del gobierno.
Nada más equivocado. El empleo es el resultado final de una serie de decisiones que adoptan en forma autónoma y descentralizada una infinidad de empresas, que actúan en diferentes actividades y que enfrentan situaciones que sólo ellas conocen. Nadie puede tomarse la vocería de esas empresas en temas como el empleo. Ellas son las que deciden por su cuenta y riesgo si aumentan, mantienen o reducen la nómina. Para muchas de ellas, en una situación como la actual, no reducir la nómina implica insolventarse. La alternativa que enfrentan es entre ser viables con menos empleo o inviables con el empleo anterior. Desde el punto de vista de generación de empleo para el país es preferible que esas empresas sobrevivan, así sea con menos empleo.
De manera que los funcionarios gremiales no deberían comprometerse públicamente en temas como el del empleo. Es claro que si la situación económica se deteriora, las empresas reducirán su nómina. Y hacen bien en hacerlo porque su responsabilidad principal es la de salir adelante frente a un entorno más adverso que el de años anteriores.