Hugo Chávez consiguió a un torturador cubano y experto censor de Internet para que “solucione” el problema eléctrico de Venezuela.
En Cuba no hay “apagones” sino “alumbrones”. Es decir, el estado natural de la Isla es el apagón. Cuando por casualidad llega la luz, la gente jubilosa celebra exclamando: “¡Alumbrón! ¡Alumbrón!”
Ante el inminente colapso del sistema eléctrico venezolano, Hugo Chávez resolvió importar al cubano que logró el milagro de mantener a la población: 1) sumisa ante los apagones con base en la aplicación de torturas y lavados cerebrales; y 2) lograr que la gente agradeciera de todo corazón a Fidel Castro por las dos horas intermitentes de energía eléctrica que reciben diariamente.
Ese hacedor de milagros cubano se llama Ramiro Valdés, y está encargado también del bombardeo de nubes, un tema afín en sus principios físicos al de los bombardeos cerebrales. Estos últimos han sido también llamados lavados cerebrales y consisten en llenar a los cerebros de pensamientos oscuros y tormentosos.
Algunas voces en Venezuela han protestado por la llegada de Valdés. Después de todo, tal como lo señaló Enzo Betancourt, presidente del Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV): “Aquí (en Venezuela) hay suficiente capacidad profesional, técnica, por encima de Cuba. Es un irrespeto con los colegas venezolanos… Venezuela pasó hace 50 años por la situación eléctrica que Cuba tiene hoy”.
Por lo visto el ingeniero Betancourt no se ha dado cuenta todavía de para dónde quiere Hugo Chávez llevar a Venezuela. Su modelo es Cuba. Su objetivo es copiar a la Isla en todo, incluido el racionamiento eléctrico. Y en este último campo lo está logrando con gran efectividad. ¿Qué mejor, entonces, que traer al torturador y censor de Internet de la Isla para preparar a los venezolanos a recibir jubilosos el futuro que Chávez les ha reservado?
Ante el inminente colapso del sistema eléctrico venezolano, Hugo Chávez resolvió importar al cubano que logró el milagro de mantener a la población: 1) sumisa ante los apagones con base en la aplicación de torturas y lavados cerebrales; y 2) lograr que la gente agradeciera de todo corazón a Fidel Castro por las dos horas intermitentes de energía eléctrica que reciben diariamente.
Ese hacedor de milagros cubano se llama Ramiro Valdés, y está encargado también del bombardeo de nubes, un tema afín en sus principios físicos al de los bombardeos cerebrales. Estos últimos han sido también llamados lavados cerebrales y consisten en llenar a los cerebros de pensamientos oscuros y tormentosos.
Algunas voces en Venezuela han protestado por la llegada de Valdés. Después de todo, tal como lo señaló Enzo Betancourt, presidente del Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV): “Aquí (en Venezuela) hay suficiente capacidad profesional, técnica, por encima de Cuba. Es un irrespeto con los colegas venezolanos… Venezuela pasó hace 50 años por la situación eléctrica que Cuba tiene hoy”.
Por lo visto el ingeniero Betancourt no se ha dado cuenta todavía de para dónde quiere Hugo Chávez llevar a Venezuela. Su modelo es Cuba. Su objetivo es copiar a la Isla en todo, incluido el racionamiento eléctrico. Y en este último campo lo está logrando con gran efectividad. ¿Qué mejor, entonces, que traer al torturador y censor de Internet de la Isla para preparar a los venezolanos a recibir jubilosos el futuro que Chávez les ha reservado?