Por primera vez este sabio personaje decidió exponer al gran público sus consejos sobre lo que llama “una mejor vida”. Un primer tema se refiere al muy determinante de la nutrición.

 

Según el doctor Pacha Quin, una de las grandes virtudes del organismo humano es su poder de adaptación. En la vida actual mucha gente piensa que el secreto para vivir mejor es adaptar el entorno a las necesidades del organismo y no al revés, como ha sido durante buena parte de la historia de la humanidad. Esto ha tenido profundas implicaciones todavía no muy bien asimiladas en el ser humano, algunas de ellas problemáticas desde el punto de vista de su salud física y espiritual.

En el caso de la nutrición, la situación es como se explica a continuación:

1) Cada organismo humano es en si mismo un universo. Se adapta a patrones de nutrición establecidos por su entorno incluso desde antes de nacer. Cada organismo desarrolla gustos y disgustos con respecto a la comida a la que tiene acceso. Sobre los disgustos no hay mucho misterio: evitan, aunque no siempre, ingestas que le podrían ser perjudiciales. Hay que respetarle a cada organismo sus disgustos nutricionales, porque, la verdad sea dicha, ninguna persona puede hablar por otra en relación con el impacto que cada tipo de alimentación ocasiona.

2) Igual regla aplica para los gustos en la comida, pero en sentido inverso. Cada organismo es sui generis en sus gustos. Ellos son resultado de un proceso de adaptación a sus propias condiciones y al entorno en el que le ha correspondido vivir. Es una irresponsabilidad, cuando no median amenazas inminentes de salud, privarle a una persona de gustos adquiridos a través de años de adaptación nutricional.

3) La única limitación en relación con los gustos alimenticios se refiere a la cantidad de ingesta. No se requiere ser un experto para darse cuenta sobre los excesos. Basta un mínimo proceso de introspección. En este contexto hay que señalar que el gran poder de adaptación del organismo humano a la cantidad de ingesta, ha probado ser un arma de doble filo. En relativamente poco tiempo no solamente los organismos se adaptan a mayores cantidades, sino que después de ciertos límites se rompen los diques de contención.

4) La regla de oro de la moderación es la única eficaz, en este como en otros aspectos de la conducta humana, para evitar caer en una espiral de excesos con sus escabrosas consecuencias. No hay otra solución que aplicar “fuerza de voluntad”, primero para no perder el control y si ya se perdió, para recuperarlo. Sobra decir que perder el control siempre será un camino mas fácil y placentero que el muy arduo y gradual de recuperarlo (algunos califican a esta asimetría como una de las grandes injusticias de la vida). Por lo que siempre, cualesquiera que sean las circunstancias, lo aconsejables es evitar transitar por aquellos caminos donde no hay retorno a la vista.

5) A la regla de oro relacionada con la moderación se agrega la de la mínima variación. Todo organismo humano a lo largo de su trayectoria se adapta a unos determinados patrones de nutrición. Hay que respetar en lo mas posible ese proceso de adaptación. Esto tiene inmensas implicaciones cuando se trata de recomendar cambios alimenticios para atender tal o cual necesidad.

6) Por regla general, son traumáticos los cambios bruscos en los patrones de nutrición, puesto que no se sabe qué reacciones desestabilizadoras originarán. El impacto de la supresión de alimentos ya aclimatados en el organismo y su reemplazo por otros que nunca o muy poco se han consumido, es imposible de prever. Por decirlo de alguna manera, no es recomendable la intromisión ‘”violenta” de nuevos patrones de nutrición como consecuencias de modificaciones en dietas inducidas por consideraciones de moda o lucimiento social, o a raíz de la búsqueda de soluciones fáciles o milagrosas a determinados problemas de salud.  

7) De manera que, cuando por razones de salud se requiera modificar los patrones de nutrición, lo aconsejable siempre será, tanto en cantidad como en el tipo de alimentación, cambios muy graduales o marginales que permitan su internalización no traumática en el organismo.

Sostiene el doctor Pacha Quin que esta filosofía va en contravía de las prácticas modernas, que por estar subordinadas al prurito de lo novedoso y a consideraciones abstractas sobre el contenido desagregado de cada alimento, desconocen lo mas importante, que no es otra cosa que la singularidad de cada organismo humano, no solamente en su composición específica, sino también en su proceso histórico de adaptación a unos determinados patrones de nutrición.